Opel Corsa GSi, prueba (parte 2)

Lo que más os interesa seguramente del Corsa GSi es lo que lleva bajo el capot. Es un 1.6 Turbo, gasolina, 150 CV a 5.000 RPM. Con este modelo el Corsa puede tutear al Alfa MiTo 1.4 TB, Fiat Grande Punto Abarth, Peugeot 207 GT y Volkswagen Polo GTI. Las versiones hot-hatch del Ibiza, Fiesta… aún no han salido del horno en sus generaciones actuales.

En el aspecto mecánico me ha parecido un modelo muy interesante y apetitoso, con un precio razonable considerando su potencia y equipamiento, pero vamos a ver las cosas en detalle para no perder el hilo.

Conducción y dinámica

El Corsa GSi de primera generación se presentó en 1987, y por entonces sus 98 CV de potencia atrajeron numerosas miras y fue un modelo deseado. Su reedición tiene muy poquito que ver con él. Si se puede definir en tres palabras serían “potencia bajo control”, aunque también es cierto que este coche está mejor en manos responsables que irresponsables.

El motor sobrealimentado entrega 210 Nm de forma constante entre 1.800 y 5.000 RPM, de modo que no hay “efecto turbo” y la entrega de potencia es suave y bien distribuída, además reduce la necesidad de cambiar de marcha. La turbina puede girar hasta 200.000 RPM, así que es importante dejar al motor descansar después de haberle dado cera.

Le pasa lo mismo que a los motores turbo de Opel de última hornada, y es que hasta que no se acercan a 2.000 RPM son perezosos de solemnidad. Su cifra de aceleración es llamativa, 8,1 segundos hasta 100 Km/h, pero la velocidad punta no es muy sorprendente, 210 Km/h (más que suficiente). Homologa un consumo de 7,9 l/100 Km, al igual que el Corsa OPC, 42 CV más potente.

Pues bien, habiendo hecho fundamentalmente una conducción a velocidades legales y sin pisar mucho el acelerador obtuve una media de 7,6 l/100 Km según ordenador, así que considerando el error de medición que pueda haber se aproxima mucho a la cifra oficial. Es muy eficiente considerando a sus rivales. Conduciéndolo con suavidad es posible hacer medias entre 6-7 litros.

La autonomía podemos dejarla en unos 600 Km por depósito. Tuve que repostarle, de ahí que marque 44,4 litros consumidos, el depósito tiene 45. El OPC, a pesar de homologar lo mismo, me hizo una media en torno a 9 l/100 Km. Es más eficiente que el Ibiza FR 1.8 20VT y el Ford Fiesta ST 2.0 Duratec, estoy seguro.

Al ser un motor turboalimentado, el consumo depende mucho de nuestra forma de conducir. Si vamos a paso tranquilo tiene un gasto de gasolina razonable considerando su potencia, pero si le pisamos mucho las medias suben bastante. Eso sí, es menos sensible al uso que el OPC con bastante diferencia. Por ello es más compatible con el uso diario.

La puesta a punto de la suspensión es muy adecuada a su potencia, no tiene nada que ver con el Renault Clio 2.0 16v que probé el año pasado. El comportamiento del coche es noble y predecible. Gracias al ESP de serie perdona unos cuantos errores de conducción cuando nos las damos de pilotos. Al ser de tracción delantera se pueden tener pérdidas de motricidad en determinadas condiciones.

Exprimir el motor en 2ª, 3ª y 4ª es divertidísimo, notamos una aceleración imponente acompañada de un bonito sonido de escape que no ha sido exagerado. En los adelantamientos se muestra veloz, los compactos turbodiesel de 140 CV sufrirían apuros en un circuito para cogerle. Nada que ver con las lentas recuperaciones de los motores básicos de la gama.

En cuanto al cambio de marchas, no es la primera ni la última vez que digo que el pomo estilo OPC es muy grande. El típico pomo redondo me parece mejor, y no les habría costado nada poner una chapita “GSi”. No destaca por su rapidez, pero tiene un guiado preciso de las seis velocidades y no tiene un tacto desagradable.

La dirección asistida, aunque tiene un tacto un pelín artificial, me pareció satisfactoria. Tiene desmultiplicación variable e informa bien al conductor de cómo se está pisando, no es como el Clio mencionado o el SEAT Ibiza FR de la generación anterior, cuyo tacto me pareció más de juguete.

El equipo de frenos es el mismo que el del OPC, y las dimensiones de los neumáticos son las mismas, así que es más controlable que su hermano mayor. Los Dunlop SP Sport Maxx se comportaron muy bien, informan al conductor de lo que hay bajo las ruedas pero sacrificando confort y haciendo más ruido de rodadura.

En conjunto me parece un coche con el que uno se lo puede pasar muy bien con un nivel de seguridad activa adecuado, aunque claro, todo tiene un límite. No se lo recomendaría a un novato ni a un flipao, pero un conductor responsable puede exprimirlo sin ser un peligro público.

No es lo mismo que el OPC, pero considerando la diferencia de precio de 5.000 casi 4.000 euros me parece mucho más razonable el GSi. Lo tengo claro, me quedo con este, 150 CV son más que suficientes para un coche de su tamaño y peso, y es más utilizable para el día a día. El GSi CDTI apenas cuesta muy poco más que el gasolina, y el consumo es un 40% menor.

Si compramos con la cabeza, pues el diesel de 125 CV lo vamos a amortizar rápidamente, menos de 5.000 Km con los precios actuales del combustible, menos aún con los precios de verano. Por otra parte, para conducir de forma tranquila pues el diesel va más acorde. Si compramos con el corazón, no cabe margen a la duda, gasolina.

Continuará...

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