Las baterías en estado sólido son el santo grial de los coches eléctricos. Prometen que los usaremos con la misma facilidad que un coche de combustión: con autonomía de un diésel y cortos tiempos de carga. Una prometedora tecnología lleva décadas desarrollándose pero que no acaba de dar el salto.
Hay varias marcas que están en la carrera para integrarla en sus coches. Entre ellas Nissan, que mantiene que las comenzará a fabricar en masa en 2028. Y apunta a estrenarla el futuro Nissan GT-R, un 'Godzilla' eléctrico anticipado en el concept Hyper Force. Aunque otras marcas prevén lanzarlas antes. ¿Lo conseguirán?
"A medida que la tecnología madure, los costes disminuirán"
La gran mayoría de marcas de coches no creen que las baterías en estado sólido vayan a estar listas hasta 2030. Pero Toyota, Nissan o la china SAIC prometen que sus eléctricos las llevarán antes.
Sobre estas revolucionarias baterías ha hablado recientemente el vicepresidente global de planificación de productos de Nissan, Iván Espinosa, entrevistado por Autocar. Concretamente sobre qué coches de la marca empezarán a llevarlas.
"Se pueden imaginar muchas cosas, porque pueden almacenar más energía en la mitad del espacio. Por lo tanto, se puede aplicar fácilmente a cosas como los coches deportivos". Que lo haga antes que un Ariya tiene sentido, ya que uno de los problemas es que aún son caras de producir: "Al principio, su coste va a ser alto".
La puerta de entrada para estrenar por fin la prometida batería en estado sólido en podría ser el nuevo Nissan GT-R, que será eléctrico. Espinosa deja caer que este "buque insignia" sería el coche perfecto para introducir esta tecnología.
El prototipo que ha sido su antesala ya la llevaba, alimentando sus motores cero emisiones de nada menos que 1.341 CV. En todo caso, sería el principio: "A medida que la tecnología madure, los costes disminuirán. Y debido a que tiene mayor densidad, se necesita menos material por batería para entregar la misma cantidad de energía, por lo que el costo general debería ser competitivo".
La eterna carrera por estrenar las baterías en estado sólido. Dar con la fórmula que permita su producción masiva es el principal reto al que se enfrentan las marcas de coches. Y eso pasa porque sean más baratas de fabricar, pues su aún elevado coste es su mayor impedimento. Es lo que ha hecho a retrasar los planes de firmas como Fisker o Dyson.
También de Toyota, una de las marcas que más en serio está apostando por estas baterías. Hace un par de años, la firma nipona prometía que las lanzaría antes de 2025, pero sólo un año más tarde señaló 2027 para su estreno. Se espera que quien la estrene será un híbrido como paso previo a equiparlas en modelos 100 % eléctricos.
La razón es el coste. Los híbridos exigen baterías más pequeñas, lo que las hace más viable en este tipo de coches sin disparar excesivamente su precio. En todo caso, está por ver si mantienen esa fecha o continúan retrasándola.
Toyota y Nissan no son las únicas marcas que anuncian estas baterías. La china SAIC, a la que pertenece MG, promete que comenzará a fabricarlas en serie en dos años, en 2026. Eso para los eléctricos, por que antes, lo harán híbridos y en su versión semisólida, el paso intermedio a esta tecnología. De hecho el IM L6 ya lleva esta dispositivo, aun con electrolito líquido.
Más allá de las marcas de coches, firmas como Samsung también están en esta liza. Su intención es producirlas masivamente en 2027 para coches eléctricos y otras aplicaciones.
Otros fabricantes han buscando socios para incorporarlas a sus coches. BMW está haciendo lo propio con Solid Power y Stellantis o Mercedes-Benz con Factorial, ambos estadounidenses. Esta última también cree que que podrá concebir las celdas con materiales sólidos en 2026 y de hecho ha entregado la primera muestra a Mercedes este mismo verano.
Más de 1.000 km de carga y recargas en 10 minutos. Siendo una evolución de las de iones litio, las baterías en estado sólido se diferencian por recurrir a un electrólito sólido en vez de líquido. Este material puede variar.
Gracias a éste, este tipo de baterías tienen mayor densidad de carga, es decir que puede almacenar más energía que una de iones litio de igual tamaño. Además no se ve tan afectada por el frío. De esta manera, goza de mucha más autonomía, tiempos de recarga muy cortos.
Y además es más segura, pues en caso de accidente no se incendia. Recordemos que las de litio pueden estar largas horas ardiendo. A esto se añade que su vida útil es mayor, sufriendo menos en los ciclos de carga y descarga en enchufes de carga rápida, que acaban por reducir la capacidad de las litio según pasa el tiempo.
Las cifras que prometen supondría acabar de un plumazo con los problemas inherentes al coche eléctrico: por ejemplo Toyota habla de 1.200 km de rango entre cargas y que podrán cargarse al completo en sólo 10 minutos. Aunque para ello se necesitará una potente red de carga.
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