El año pasado por estas fechas publicaba un artículo de título casi idéntico a este en el que trataba de hacer resumen de lo más destacado del año 2014. En aquel momento me centraba en las tendencias que llegaban a la industria automovilística y cómo lo habíamos visto nosotros que nos dedicamos a conocer de primera mano las últimas novedades del automóvil para contároslas en Motorpasión.
Uno de mis miedos por aquel entonces, era si la llegada de los coches híbridos y eléctricos, el downsizing y toda la tecnología para reducir los consumos y hacer que los coches sean más sencillos de conducir, iba a dejar un mínimo resquicio para seguir comercializando coches puros, pasionales y divertidos para quien los maneja. En este sentido parece que 2015 arroja algo de luz al tema o al menos algo ha cambiado en la forma que yo tengo de verlo.
Si hace exactamente un año me sentía abrumado, literalmente por la llegada del revolucionario BMW i8 al mercado, un coche que marcará un antes y un después en el devenir de los coches deportivos, hoy traigo otros protagonistas al resumen de 2015.
A pesar de que ninguna marca ha sido capaz todavía de sacar o intentar sacar al mercado un rival para el i8, y en este sentido BMW sigue gozando del privilegio de haber sido la primera en lanzar un híbrido deportivo de verdad, el año 2015 nos ha traído algunos modelos dignos de mención.
En un entorno en el que hasta el Porsche 911, el eterno deportivo con el que muchos soñamos, ha sucumbido a las tendencias del downsizing incorporando ya únicamente motores 3.0 biturbo para ser más respetuosos con el medio ambiente (toma de contacto), que este año hayan pasado por nuestras manos juguetes como el Porsche Cayman GT4 o el Boxster Spyder es motivo de celebración.
Es motivo de celebración porque son dos coches que encarnan el espíritu más purista de Porsche y de lo que debe ser un coche deportivo de verdad. Motores atmosféricos, reducción de peso al mínimo, cajas de cambios manuales y una puesta a punto tan perfecta que todavía me pregunto cómo lo han conseguido, son los secretos de esos dos coches que, en plena recta final del año 2015, nos han trasladado mentalmente al pasado.
Un pasado que seguro añoraremos con el paso de los años, porque Boxster Spyder (toma de contacto) y Cayman GT4 (prueba) no son más que un espejismo en un camino que nos llevará en muy poco tiempo a conocer los nuevos 718 Boxster y 718 Cayman, que más allá de un cambio de nomenclatura supondrán la llegada de los motores de cuatro cilindros a esta familia, con todo lo bueno y todo lo malo que eso supone.
Habrá que ver el lado positivo de los motores turbo
Habrá que acostumbrarse a ello, igual que nos acostumbramos hace un par de años a la llegada de los motores turboalimentados a otros segmentos, como el de los deportivos medios. Durante este año que termina hemos probado el BMW M4 Cabrio y el nuevo Mercedes C 63 AMG en sus versiones berlina y coupé, modelos que representan la llegada de esos nuevos propulsores de menor cilindrada, mayor potencia gracias al turbo y menos emisiones.
También pudimos comparar el BMW M4 Coupé con el todavía atmosférico V8 Lexus RC-F para ver si cualquier tiempo pasado fue mejor. ¡Qué maravilla cómo subía el japonés de vueltas hasta el infinito con sus característicos gorgoteos de V8 atmosférico! Una pena que, admitámoslo, el M4 haya sido más eficaz y se haya llevado la victoria por la mínima en esa comparativa.
Y ya que hablamos del BMW M4, no debemos olvidar que el próximo año llegará la versión GTS, después de haberla puesto a punto durante todo el año con el Safety Car de MotoGP, que ya incorporaba la inyección de agua para mejorar el rendimiento del motor. Será sin duda uno de los coches más esperados de 2015, uno de los que no pienso dejar de probar el próximo año. Pero de ellos ya hablaremos más adelante.
Lo importante es disfrutar del camino y buscar experiencias
Más allá de los coches que hemos conocido durante este año, en mi caso me quedo con sitios que he visitado y las experiencias que he vivido al volante. Creo que el futuro pasa por buscar estas experiencias que nos enganchan, que se salen de lo común. Y lo digo no solo para nosotros los editores, sino también para vosotos los lectores. Buscad pequeñas oportunidades de conducir coches modernos, clásicos, grandes, pequeños que no sean vuestro coche habitual. Lo que sea que se salga de lo común. Proponle a tu cuñado sacar aquel viejo SEAT 600 que tiene en el garaje. O dile a tu suegro si arregláis ese Renault 4L que lleva años parado en el garaje. Ya veréis como eso os hace disfrutar.
En mi caso personal tuve la suerte de ir a Sicilia para hacer el recorrido de la mítica Targa Florio, la carrera más antigua de la historia, al volante de las versiones GTS.
Impresionado me quedé al conocer el recorrido que aquellos héroes de comienzos de siglo hacían a lomos de coches que nada tenían que ver con el Porsche 911 Targa 4 GTS que pudimos conducir nosotros. Una experiencia inolvidable que quedará grabada en mi memoria de por vida.
Unos meses después de aquella "aventura" por Sicilia, cumplí otro sueño de petrolhead. En octubre me fui a Nürburgring Nordschleife a dar unas vueltas, algo que tenía pendiente en mi lista de deseos desde hace muchos años. He cumplido un sueño, y lo voy a compartir con vosotros en breve en una serie de post que os ayudarán a organizar vuestra visita al Infierno Verde, una experiencia que recomiendo a todo aquel que tenga algo de gasolina mezclada con la sangre que corre por sus venas.
Ha sido inolvidable, único e irrepetible y como os decía hace un momento, sin necesidad de ir en un superdeportivo de cientos de caballos inalcanzable para la mayoría de nosotros. Jamás olvidaré esa primera vez en el Nordschleife, y eso a pesar de que mis únicas cinco vueltas las hice al volante de un sencillo Renault Twingo R.S de 130 caballos de una empresa de alquiler. ¿Véis como es fácil buscar la experiencia que emocione?
Fue entonces a mi regreso de Nürburgring cuando me cambió el chip. Me di cuenta entonces de que lo que realmente importa no es el modelo de coche lleves entre manos, ni los caballos que tenga. Lo que realmente importa, más allá de si se trata de un Rolls-Royce Phantom (prueba), un Peugeot 208 GTi by Peugeot Sport (prueba), un Audi A7 3.0 TDI (prueba) o de si estás probando las cinco generaciones del BMW M3 en su 30 Aniversario, lo realmente importante es que lo que hagas te despierte ilusión.
Y esa ilusión, esas experiencias únicas debemos buscarlas. Porque que te emociones conduciendo es algo que por desgracia, va a ser cada vez menos habitual. Vivimos en una sociedad cada vez más restrictiva, en la que correr con el coche es motivo de cárcel. Vivimos en una sociedad que va, nos guste o no, hacia un modelo de movilidad en donde los coches, como hoy los entendemos, no tienen sitio.
Las ciudades se cierran al tráfico por la contaminación y los coches comienzan a conducir de forma autónoma. Admitámoslo, estamos a nada de que los coches nos lleven de forma autónoma de un punto A a un punto B sin que nosotros tengamos que intervenir. Así pues, debemos disfrutar de las pocas experiencias de conducción que todavía pueden emocionarnos, porque esto tiene los días contados.
Mientras nos dejen, al menos yo, pienso disfrutar de todas y cada una de las oportunidades que me brinda esta profesión como lo he hecho este año. Y espero que en Motorpasión sigan confiando en mí para seguir trasladándoos cada día la actualidad de este sector y contándoos de primera mano las sensaciones de cada coche o cada carretera para que os sintáis como si estuvieseis sentados en el asiento del copiloto.
Por supuesto todo esto lo hacemos por y para vosotros, los lectores de Motorpasión, así que una vez más, gracias por estar ahí y recordad aquella frase que decía que "La vida es muy corta para conducir coches aburridos".