Con 24,6 millones de vehículos comercializados en 2015, China es ya el mayor mercado de automóviles del mundo, tal y como os contamos hace unos días durante nuestra reciente visita al Salón de Pekín, y es por eso que durante los últimos años los principales fabricantes de coches del mundo han puesto su punto de mira en esta gallina de los huevos de oro, el gigante asiático, donde aún es bajo el porcentaje de población que tiene coche, por lo que las posibilidades son enormes.
Mercedes-Benz es uno de estos fabricantes con el ojo puesto en China, donde en 2015 ha vendido 354.000 vehículos. Para 2016 prepara una ofensiva de 10 productos y prevé un incremento de negocio del 8%, pero la cosa no es tan simple como coger un coche fabricado en Alemania y venderlo en China. Hay mucho trabajo de adaptación y desarrollo específico para dicho mercado. Nosotros acabamos de visitar el centro de Investigación y Desarrollo de Pekín y te contamos sus secretos.
El último ejemplo de vehículo pensado y desarrollado para China es el Mercedes-Benz Clase E de batalla larga (L) que vimos en AutoChina, un producto que ataca directamente a un segmento premium que supone el 20% del total del mercado del país asiático. Y algo sabe la marca sobre grandes berlinas de lujo, ya que el Clase S es el líder indiscutible entre sus rivales en China.
En China gustan las berlinas grandes, pero no necesariamente las ostentosas de segmentos superiores. De hecho, resulta muy curioso que el 80% de los Clase C que se comercializan en China sean de batalla larga. Muchos lectores os preguntáis qué sentido tienen estas variantes con mayor distancia entre ejes (lo hicísteis cuando hablamos del E largo) y, mientras tanto, en la primera economía mundial se venden como churros. Cuestión de gustos y prioridades.
El propio Dieter Zetsche, máximo responsable de Daimler AG, nos confirmaba que habrá más recursos dedicados a este tipo de variantes, de batalla larga, aunque preguntado sobre la posibilidad de ofrecer modelos SUV de mayor distancia entre ejes -algo que tendría sentido en China-, su respuesta fue: "por el momento no hay planes al respecto".
A día de hoy, la marca de Daimler tiene ya 5.000 concesiones en 200 ciudades de China y, además, se acaba de inaugurar en pleno centro de Pekín una tienda Mercedes Me, con exposición, restaurante y demás amenidades, enfocada a todo aquel aficionado que quiera conocer la historia de la marca, su gama actual o, simplemente, pasar un rato agradable en un ambiente muy "de motor".
Centro I+D en Pekín
Para triunfar en un mercado tan peculiar y complicado como el chino es necesario hacer un gran esfuerzo y una potente inversión para intentar comprender cómo funciona, los distintos gustos del cliente y también las necesidades a las que se enfrentan los conductores en un país tan diferente a los europeos o norteamericanos, por ejemplo.
Mercedes-Benz tiene 23 centros de investigación y desarrollo (Research & Development o I+D) desperdigados por todo el mundo, siendo el más importante el ubicado en Sindelfingen, Alemania. En total, todas estas instalaciones cuentan con unos 16.000 empleados a nivel global y son una pieza clave para la fabricación de los diferentes modelos de su gama y la tecnología asociada.
Abierto en 2014, tras una inversión de 112 millones de euros, el Centro de I+D de Mercedes-Benz en Pekín cuenta ya con 680 empleados y el crecimiento anual de la plantilla es de aproximadamente un 20%, signo inequívoco de que hay trabajo, y mucho. Es cierto que el grueso del trabajo de ingeniería se realiza en Alemania, pero en estos centros se afinan y adaptan un sinfín de cosas. Además, las factorías chinas de Mercedes-Benz fabrican vehículos a nivel local y para el mercado local, utilizando materiales de proovedores locales.
En Pekín, concretamente, las principales tareas del centro son la adaptación de modelos y el diseño de derivados específicos para el mercado chino, el trabajo de innovación y diseño en el campo de la telemática, así como todo lo relacionado con las homologaciones correspondientes y las pruebas y modificaciones necesarias para las motorizaciones. También dedican recursos al desarrollo de la conducción autónoma y de los vehículos cero emisiones.
¿Y qué hace la marca en materia de movilidad eléctrica en un país como China, azotado por la polución? Pues según nos contó el mandamás de Mercedes-Benz, Dr. Dieter Zetsche, durante un breve encuentro en el Salón de Pekín, no hay nada tangible aún pero se está trabajando junto al partner chino BAIC en el desarrollo de eléctricos e híbridos enchufables, que llegarán en un futuro cercano. De momento, la marca ofrece las motorizaciones de combustión más avanzadas de las que dispone -de última generación- y, por tanto, las menos contaminantes.
La marca alemana afirma que habrá más modelos específicos para China en un futuro muy cercano, donde el cliente medio de la compañía tiene sólo 37 años (el más jóven de todos sus mercados) y es, además, un cliente ávido de tecnología que quiere estar a la última en lo que respecta a la conectividad de su vehículo. Os podéis imaginar que éste apartado es de vital importancia en China, donde tanto las preferencias como el idioma son, digamos, muy particulares.
Por ejemplo, es sabido que en China el acceso a servicios de Google y muchas redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram...) está totalmente bloqueado por el llamado Gran Cortafuegos, pero eso no significa que allí no tengan sus propios sistemas de correo y sus redes. Así pues, los sistemas del vehículo han de adaptarse a todo esto que usan los chinos, que también viven pegados al teléfono, como muchos de por aquí.
De hecho, en China hay más de 653 millones de usuarios de redes sociales, pero utilizan las suyas propias, como Baidu, o servicios de mensajería como WeChat. Estos servicios, muy completos, ofrecen funciones como Baidu Streetview (su Google Streetview) o WeChat MyCar, el equivalente chino a Apple Cay Play o Android Auto. Por supuesto, todo esto hay que implementarlo en los coches que se venden en China, donde interesa poco Facebook o Google, pero mucho lo suyo propio.
El Centro de Pekín, en el que trabajan muchas personas naturales de China, cuenta también con un estudio de diseño, que si bien trabaja bajo las directrices de los responsables de diseño globales, tiene cierta manga ancha para crear todo aquello que crean necesario e interesante para su mercado. Lo mismo ocurre con la sección de diseño de interior y materiales decorativos, donde investigan con patrones diferentes a los occidentales para molduras o tapicerías (basados, por ejemplo, en decoraciones de jarrones o vajillas típicas de la cultura china) y colores al gusto del cliente chino.
El idioma es otra de las grandes barreras para un fabricante. Todo un reto, teniendo en cuenta la complejidad del chino. Para ello hay actualmente tres modalidades disponibles que permiten al conductor introducir un destino: utilizando la equivalencia fonética a los caracteres chinos que corresponda (Pinyin speller), enumerando los trazos necesarios y en el orden correspondiente para crear el caracter (Stroke speller) o bien dibujando el propio símbolo a mano alzada mediante el control táctil del vehículo. Sencillito, ¿verdad?
En definitiva, aunque China lleve poco subida al carro del mundo del automóvil, está aquí para quedarse. Y sino que le preguntan a las principales marcas a nivel mundial, que no pierden oportunidad de poner un pie en este gigantesco e interesante mercado, que tiene aún mucho, muchísimo potencial.