En abril de 2018 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, el tercer productor más importante de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Esto provocó que el precio del barril de Brent alcanzara máximos de tres años.
En 2019 nos encontramos registrando de nuevo máximos: el precio de la gasolina se ha encarecido un 12 %, y el del gasóleo un 7 % en lo que llevamos de año.
Subidas desde principio de año
En estos momentos, el precio del barril de Brent -el de referencia en Europa- alcanza los 64 dólares; en abril rozó los 73, llegando al máximo anual en lo que llevamos de año.
Según datos del último Boletín Petrolero de la Unión Europea, el coste del gasóleo en España se sitúa en 1,21 euros mientras que el de gasolina en 1,32 euros. Esto significa que llenar un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta alrededor de 73 euros, 7,8 euros más que a principio de año.
En el caso de un depósito de gasóleo la cifra asciende a 66,5 euros; 4,5 euros más que en enero.
El máximo anual se produjo a comienzos del mes de mayo, cuando el precio de la gasolina y el gasóleo alcanzó 1,437 y 1,258 euros, respectivamente, de acuerdo con datos recogidos por RTVE.
No obstante, si echamos un vistazo al mapa europeo de precios del diésel, España se sitúa por debajo de la media: 1,21 euros frente a los casi 1,50 de Suecia o Italia. En el caso de la gasolina de 95 octanos el precio medio en España es de 1,33 frente a los 1,68 euros en los Países Bajos.
Y es que España sigue contando con una menor presión fiscal que la media comunitaria.
Un entramado geopolítico e industrial detrás: cuando la OPEP cierra el grifo
Sí es cierto que la subida ha coincidido con la segunda fase de la operación salida del verano; sin embargo, el funcionamiento no es tan simple como que una gasolinera decida subir los precios en momentos clave de desplazamientos. Primero, debemos girar la cabeza hacia el mercado de refinos.
Las refinerías adaptan su producción al mercado local y son los márgenes de distribución de cada gasolinera los que pueden hacer subir los precios, no solo incide el factor 'vacaciones', según apunta el ingeniero industrial y director de Geoatlanter, Jorge Morales de Labra.
Además, debemos tener en cuenta que en diciembre de 2018 los países asociados a la OPEP pactaron un recorte de más del 2 % en la producción diaria de crudo para forzar una subida de precios.
Y es que en en los últimos 12 meses el precio del barril de petróleo de Brent ha descendido un 13,9 %. Es decir, si la OPEP decide cerrar el grifo para que los precios dejen de caer, no tendrá la última palabra sobre la cantidad que pagará el consumidor final en la gasolinera, pues juegan más factores como la estabilidad del mercado y de las relaciones entre los países, pero sí podrá hacer subir o bajar el precio del barril de crudo.
Tengamos en cuenta que el cártel de productores de petróleo y sus aliados controlan casi la mitad de la producción mundial de crudo, por lo que cualquier amago de recortar la producción puede impulsar los precios de una forma sostenible en el tiempo.
No ha sido el caso, pues el precio del barril de Brent se ha mantenido en torno a los 70 dólares por barril. Si echamos un vistazo al histórico de la cotización del crudo desde 1987, podemos ver que alcanzó su máximo en julio de 2008 con un precio de 132 dólares por barril. Así que sí, son tiempos 'regulares' para la OPEP.
El último informe de la Agencia Internacional de Energía señala que en el primer trimestre de 2019 el suministro de petróleo ha excedido la demanda, sumado a "la enorme acumulación de existencias observada en la segunda mitad de 2018", según señala la agencia.
Por consiguiente, nos encontramos en el escenario de un mercado con exceso de oferta, un deterioro de la actividad comercial y manufacturera, tensiones con Irán y la guerra comercial entre China y Estados Unidos como telón de fondo, cuyo enfriamiento animará el mercado.