¿Por qué no hay coches de pila de combustible? Porque no hay hidrogeneras para abastecerlos. ¿Por qué no se instalan más hidrogeneras? Porque no hay coches de pila de combustible que las hagan rentables. Para romper ese círculo vicioso, Toyota, Nissan y Honda están dispuestas a colaborar con el objetivo de acelerar el desarrollo de una infraestructura de estaciones de hidrógeno destinadas a los vehículos de pila de combustible (FCV). Las formas concretas ya se decidirán, pero que habrá una cuantiosa aportación económica es algo seguro.
Desde hace un par de años, petroleras como JX Nippon Oil & Energy están haciendo un esfuerzo por dotar a Japón de estaciones de suministro para la pila de combustible. Pero, tal y como reconocen en Toyota, aunque estas empresas hacen "todo lo posible" por crear una red de abastecimiento, "les es muy difícil instalar y explotar las estaciones de hidrógeno mientras los FCV no se generalicen en las carreteras".
Está claro que los fabricantes que han apostado por esta tecnología necesitan que la pila de combustible alce el vuelo. Hay en juego un suculento sector del que, además, son abanderados. El Honda FCV llegará en 2016, y el Toyota Mirai ya tiene gente haciendo cola para comprarlo. No se la pueden jugar tontamente.
También se interesan por la pila de combustible los magnates del petróleo. A diferencia de lo que ocurre con la electricidad, que se puede producir de forma local e incluso por particulares —siempre que no exista un entramado de leyes aprobadas por políticos corruptos que lo impida—, procesar el hidrógeno para ser utilizado en la pila de combustible no es nada sencillo ni barato. Y ahí es donde las petroleras pueden tener un nuevo filón de cara al segundo tercio del siglo XXI.
No es casualidad que también el Gobierno de Japón esté a favor de que se impulse la pila de combustible. A la presión que ha ejercido el sector del petróleo se añade el interés de defender una tecnología en la que Japón lleva suficiente ventaja a otros países como para estar a punto de emprender la comercialización en serie de este tipo de vehículos. Si otros países se suman a la fiesta del hidrógeno, Japón ganará con las exportaciones que consigan los fabricantes de vehículos.
Este interés se plasmó, en junio del año pasado, en la formulación de un Plan Estratégico para el Hidrógeno y las Pilas de Combustible. Y para que ese plan se haga efectivo, el Gobierno de Japón no solo apoya la instalación de hidrogeneras a través de subvenciones, sino que también ha decidido aprobar una serie de políticas adicionales destinadas a promover actividades que generen una nueva demanda de coches de pila de combustible. Por ejemplo, subvencionar el coste de explotación de las estaciones de hidrógeno.
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