El CEO de Uber jugó al ‘jefe infiltrado’ conduciendo su propio VTC. No le ha salido como esperaba

Tal y como ha contado él mismo en una entrevista con The Wall Street Journal el CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, ha estado trabajando durante meses en su propia compañía infiltrado como conductor en San Francisco (EEUU), para averiguar por qué la empresa cada vez acusaba más la falta de conductores y atajar cuanto antes el problema.

Con este método, que en España es la razón de ser de un programa de televisión que lleva años emitiéndose, el CEO ha sufrido en primera persona el estrés que puede generar la aplicación en sus conductores, momentos muy incómodos con los clientes en el coche y otras experiencias desagradables que le han llevado a hacer cambios en la plataforma.

Qué es el ‘Proyecto Boomerang’ de Uber

Aunque la pandemia ya supuso un primer golpe para la compañía, desde que salieran a la luz los “papeles de Uber” donde se revelaban prácticas ilegales de la empresa de VTC durante su expansión, puede decirse que desde hace un par de años Uber no está en su mejor momento.

Competencia cada vez más feroz (sobre todo en EEUU, con Lyft a la cabeza) y una fuga generalizada de conductores, tanto en EEUU como en España, hicieron saltar las alarmas de los directivos de la empresa. Así, en una reunión de directivos en 2021, la responsable de operaciones con conductores de Uber, Carrol Chang, propone el ‘Proyecto Boomerang’.

La Sra. Chang, cuyo padre trabajó muchos años como taxista tras emigrar a EEUU con toda su familia, sabía que propuestas como “subir los incentivos no eran más soluciones a corto plazo”, dice el CEO en la entrevista. Los conductores no sólo querían mejores sueldos, sino que se les escuchara en otros asuntos relativos a su día a día y el funcionamiento de la plataforma.

Así, el pasado mes de septiembre de 2022, un pluriempleado Khosrowshahi (quien lleva cinco años al frente de la compañía) se puso manos a la obra en la cuna de los robotaxis con el alias de "Dave K" y un Tesla Model Y gris que compró de segunda mano, y estuvo llevando pasajeros durante meses. Pronto empezó a sufrir en primera persona muchos de los problemas contra los que luchan cada día, durante muchas (demasiadas) horas, sus conductores.

El CEO asegura haber tenido infinitos problemas para registrarse como conductor (un proceso que se supone ya se está simplificando), sufrió "tip baiting" por parte de clientes, e incluso fue castigado por su propia aplicación por rechazar viajes. La experiencia fue tan frustrante que “le quitaba el sueño por las noches” y pidió al equipo solucionar cuanto antes muchos de las trabas que se iba encontrando por el camino.

Además, “sorprendentemente difícil de soportar fue la rudeza de otros conductores de Uber”, dice el CEO, quien asegura haber sufrido menosprecio también por parte de sus clientes.

Dando a los conductores por sentado

“Creo que el sector en su conjunto, hasta cierto punto, ha dado por sentados a los conductores”, dice Khosrowshahi. No había conducido antes al volante de un Uber porque sus conductores no era su mayor prioridad, y siempre habían sido abundantes.

Ahora, Uber asegura que ya “está trabajando en nuevas medidas de seguridad para aumentar el número de mujeres conductoras y diseñando formas más eficientes de que los conductores puedan recibir tanto solicitudes de viajes como de entrega de comida”.

La empresa también ha empezado a mandar informes a los conductores sobre cómo se dividen sus tarifas para una mayor transparencia, mostrándoles cuánto se queda la empresa y qué se destina a impuestos y otros gastos.

Pero estos ejemplos, enfocados más bien a facilitar la logística del día a día aún no son suficientes para solucionar el grave problema que tiene no solo Uber, sino otras VTC como Cabify: las pésimas condiciones en las que tienen que trabajar sus conductores.

No solo en EEUU, sino también en España, donde aunque sobran licencias VTC, no siempre se encuentran profesionales dispuestos a hacer el trabajo.

Quizá después del último experimento de Khosrowshahi empiecen a mejorar las ofertas para solucionar el verdadero problema principal de las VTC, pero es evidente que queda mucho trabajo por hacer. Además, esta no es la primera vez del CEO de Uber haciéndose pasar por empleado de su propia empresa.

Aunque entonces no lo hizo de incógnito (pues compartió su día a día en sus redes sociales), antes de ponerse al volante de su Tesla, ya decidió empezar su propia experiencia como rider, con dudosos resultados.

Y es que aunque entonces la experiencia sirvió, por ejemplo, para mejorar aspectos sobre cómo guiar mejor a los riders en ruta a la hora de recoger pedidos, o a que estos no se mezclasen en una misma ruta, tal y como explica el CEO, el empresario más que a atajar los problemas de Uber Eats se dedicó a hacer campaña sobre “las bondades” de trabajar como repartidor.

Llegó a decir que un rider de Uber Eats “podía ganar más de 30 dólares al día”, lo que además de generar una gran polémica en Twitter, acabó con decenas de riders reales muy enfadados respondiendo con los golpes de su realidad en el día a día.

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