Sin ayudas estatales, el coche eléctrico no termina de funcionar. No lo decimos nosotros, sino los números. Quedó claro el año pasado en Noruega, cuando el Gobierno eliminó las ayudas a la compra de modelos de cero emisiones y sus ventas se desplomaron.
Este año, la historia se ha repetido en Alemania, y el descalabro ha sido tan salvaje que el Ejecutivo germano se ha visto obligado a tomar cartas en el asunto. Unos meses después de eliminar los incentivos a la compra de vehículos eléctricos, las ventas se han resentido tanto que el Gobierno de Olaf Scholz ha decidido recuperado las ayudas para revertir la situación.
Sin ayudas, las ventas de coches eléctricos en Alemania se han desplomado
Como otros tantos países, Alemania subvencionó la compra de coches eléctricos con ayudas públicas, pero a finales de diciembre de 2022 puso fin a estos incentivos, prácticamente de la noche a la mañana. Hasta ese momento, quien compraba un coche eléctrico en ese país podía recibir hasta 4.500 euros del Estado en ayudas, una cantidad que podía complementarse con una bonificación extra aportada por los fabricantes y por cada Länder, de manera que, en total, el precio del coche eléctrico podía reducirse en hasta 7.000 euros.
Cuando estas ayudas desaparecieron hace menos de un año, todo apuntaba a que las ventas de coches eléctricos en Alemania se resentirían, de hecho, los fabricantes calcularon que el mercado del coche eléctrico se iba a desplomar un 40% en 2024. Y no iban desencaminados.
Solo en el primer trimestre de 2024, las ventas de coches eléctricos en Alemania cayeron un 14,1%, a pesar de que las ventas de coches nuevos, en general, se incrementaron en un 4,2% en ese periodo. Mientras que en el primer trimestre de 2023 se vendieron 94.736 unidades de coches eléctricos en ese país, de enero a marzo de este año, ya sin ayudas, se matricularon 81.337 unidades.
La debacle ha continuado a lo largo del año y también ha afectado al mercado de segunda mano de los coches eléctricos. En el segundo trimestre del año, las matriculaciones de coches eléctricos en Alemania cayeron un 69% respecto al mismo mes del año anterior.
A esta situación local hay que añadir la ralentización de las ventas del coche eléctrico en todo el mundo, una situación que está llevando al límite a algunos fabricantes, como Volkswagen, que está a punto de tomar una medida impensable desde su creación: cerrar una fábrica dentro de Alemania.
Precisamente ese aviso por parte de Volkswagen parece haber sido la gota que ha colmado el vaso para que el Gobierno germano pase a la acción. El Ejecutivo dirigido por Olaf Scholz aprobó hace unos días un nuevo paquete de ayudas a la compra de vehículos eléctricos, aunque son distintas a las que había hasta el pasado mes de enero.
Esta vez, Alemania se ha propuesto incentivar la venta de coches eléctricos reduciendo impuestos, concretamente un importe anual de 465 millones de euros entre 2024 y 2028, según explica Expansión.
Gracias a esta medida, las empresas alemanas podrán deducirse hasta el 40% del valor de los coches eléctricos nuevos que compren el primer año que estén en marcha estos incentivos. Posteriormente, esa deducción se irá reduciendo anualmente hasta quedarse en un 6% en 2028, al final del ciclo de incentivos que ha proyectado el Gobierno de Scholz.
El Ejecutivo ha anunciado que a esta medida se sumarán otra nuevas enfocadas a incentivar la venta de coches eléctricos. En declaraciones recogidas por Europa Press, el ministro de economía alemán, Robert Habeck, ha dicho que el Gobierni hará lo que haga falta para "apoyar a la industria alemana y hacer más atractivo el mercado de la movilidad eléctrica".
A lo largo de las próximas semanas deberíamos conocer estas nuevas medidas que, previsiblemente, no solo estarán dirigidas a las empresas, sino también a los clientes particulares.
Una vez más, ha quedado claro que, sin estos incentivos, el coche eléctrico no termina de despegar, aunque también hay quien defiende que, incluso con ayudas, la gente no va a cambiar a un coche eléctrico.
Lo que está claro es que Alemania es el mercado más importante de Europa para el sector del automóvil y que buena parte de su PIB también depende de esta industria, por lo que, si Alemania se resiente, Europa lo acabará notando. Mientras tanto, el lobo chino sigue avanzando, pese a que cada vez haya más regiones luchando por pararle los pies.