Cuando necesitamos capacidad de carga extra los cofres de techo son una interesante solución, de hecho nos permiten tener un coche de un tamaño ajustado que nos facilite el día a día en vez de un coche más grande sólo para uno o dos viajes al año. Pero no todo son ventajas con los cofres de techo y hay condicionantes que pueden quitarnos su compra de la cabeza.
Además del engorro que suele significar su montaje y desmontaje, el incremento en consumo que experimentaremos y una pérdida de estabilidad debido a la elevación del centro de gravedad, no son cómodos a la hora de cargarlos. Si a esto le sumas un coche alto y/o que la persona encargada de su manipulación no sea muy alta, más que una ventaja el cofre puede ser una tortura.
Puedes recurrir a una pequeña escalera, a pisotear los asientos o a instalar este sistema de elevación diseñado por Paul Buller, el RazerLift. Por el momento es un prototipo que se está perfeccionando y se quiere adaptar para que sea compatible con las principales marcas de portaequipajes.
Consiste en un motor eléctrico y un conjunto de brazos que son capaces de hacer descender el cofre de techo hasta más o menos la altura de la cintura bajándolo por el lateral del vehículo. Soporta una carga de hasta 45 kilos y existe la posibilidad de montar un sistema en paralelo para aprovechar los dos lados del techo.
El precio estimado del modelo de producción es de 775 dólares y 1.400 para la versión doble. Aparte del precio encontramos más puntos mejorables a este invento. Por un lado la imposibilidad de quitar y poner en función de las necesidades y también el lado estético, ya que las barras portaequipajes son más gruesas, altas, sobresalen por los lados del vehículo y el motor también afea el conjunto.
Vía | Gizmag