El Circuit de Catalunya ofreció ayer una imagen inmejorable al mundo entero en la 51ª edición del GP de España de F1. El trazado de Montmeló registró un nuevo record de asistencia a un acontecimiento deportivo en España con un total de 140.700 espectadores, pero lo que es más importante, todos los que estuvimos allí volvimos a disfrutar de una organización prácticamente perfecta.
La iniciativa del Circuit de ofrecer nuevamente desayuno gratuito, una camiseta y el pase de una película por las pantallas gigantes ayudó a que la entrada de los espectadores fuera escalonada y en mi caso, la verdad, es que llegué sin problemas, pude aparcar en un buen sitio y ¡hasta comerme las dos madalenas que me tocaban! El ambiente fue de lo más festivo.
Pero con unos colores u otros, todo el mundo aguantó con agrado los 30ºC de temperatura que marcaba el termómetro y el calor que a todos se nos mezclaba con la emoción de los motores rugiendo. Primero los de la GP2, luego los de la Porsche y finalmente, y antes del plato fuerte de la F1, los de los cazas de la Patrulla Águila.
Primero soltando humo con los colores de la bandera catalana y después con los de la española, la Patrulla Águila fue el aperitivo perfecto para el inicio de la esperaba carrera de F1. Las horas en el Circuit ya comenzaban a pesar y todos estábamos deseando que comenzara todo. Pero como si de un globo hinchado al máximo se tratara, los ánimos de gran parte de la afición se deshincharon de golpe al ver lo que sucedió en la primera curva de la carrera. ¡Era Alonso el que iba por la gravilla! Nuestro gozo en un pozo. Al final de la primera vuelta Alonso era cuarto y todos veíamos ya imposible el segundo triunfo consecutivo del español en Montmeló.
El adelantamiento - si es que se puede llamar así - de Alonso a Raikkonen en la zona del estadio fue quizás el momento más apoteósico de una carrera que a las 10 vueltas ya parecía sentenciada. El Ferrari de Massa cada vez se distanciaba más de los McLaren y el ánimo iba decayendo en las gradas. No por ello la fiesta dejó de ser completa, pero faltó la guinda de la victoria de Alonso. Bueno, otra vez será. El desarrollo de la carrera, al menos, sí que contribuyó a que la salida fuera escalonada. Yo cuando faltaban diez vueltas ya estaba cruzando la pasarela que daba acceso al parking. No hubo novedades de última hora y el podio fue el que ya sabemos todos.
No estuvo nada mal. Lo pasamos bien, nos pusimos morenitos y disfrutamos de un fin de semana de carreras a todo tren. El Mundial sigue estando de lo más reñido y confiamos en que Alonso le devuelva la jugada a Massa en Mónaco. Pero ésa ya será otra historia.