Si dicen que la Fórmula 1 es el gran circo no es por nada. Todo el mundo tiene cabida en la máxima categoría del automovilismo, incluso los músicos. Una de las historias más curiosas de la historia de la Fórmula 1 la protagonizó el sueco Slim Borgudd, quien llegó a la categoría ni más ni menos que siendo el batería de ABBA.
Todo convergió en la temporada 1981. Borgudd era un fanático de los coches desde que pudo conocer a Stirling Moss, uno de los mejores pilotos de la historia de la Fórmula 1, en el circuito de Karlsjoga, en Suecia. Hasta allí le llevó su otra gran pasión, la música, ya que fue para actuar con su pequeño grupo.
Consiguió puntuar con el equipo ATS
A Karl Edward Tommy Borgudd, más conocido como Slim, le iba bien en el mundo de la música. Tanto que tocaba la batería en la banda Hootenanny Singers y se codeaba con personajes como Bjorn Ulvaeus y Benny Anderson, miembros del famoso grupo ABBA, que había ganado Eurovisión en 1974.
Eran los 70 y a Borgudd le iba bien en la música, pero no se olvidaba de su otra gran pasión, los coches. Poco a poco fue introduciéndose en el mundo de las carreras. Primero era una diversión, en certámenes más pequeños como el Campeonato Sueco de Turismos y en el Escandinavo de Fórmula Ford, pero cuando se dio cuenta estaba en la Fórmula 3.
Era 1979, Borgudd tenía 32 años y de repente estaba en la parrilla de salida de la Fórmula 3 junto a Alain Prost. El francés arrasó en el campeonato y se fue rápidamente a McLaren, pero Borgudd se las apañó para, a base de regularidad, conseguir una impresionante tercera posición final en el campeonato, pese a ganar solo una carrera, en Alemania.
El sueco había sorprendido, pero era bastante mayor y nadie confiaba en él en la Fórmula 1. Entonces llegó su gran fichaje: empezó a colaborar con el grupo ABBA. Borgudd se unió a la mítica banda en el momento en que empezaba su declive, pero fue suficiente para recibir el impulso necesario para saltar a la Fórmula 1.
Con el apoyo de ABBA, que no puso ni un duro pero apoyó con su nombre la causa, Borgudd pudo debutar en la Fórmula 1 en el limitado equipo ATS. El nombre de ABBA lucía en los pontones de los coches, en principio en espera de que llegase un patrocinador de verdad, pero terminaron quedándose toda la temporada.
Ya a los mandos del coche, Borgudd volvió a sorprender a sus 34 años. En su debut logró preclasificarse y terminó en decimotercer lugar. Luego le costó más, enlazando cuatro Grandes Premios consecutivos en los que ni siquiera logró clasificarse para disputar la carrera. Pero la gloria iba a llegar en Silverstone.
En la novena cita del mundial, el Gran Premio de Gran Bretaña, Borgudd sí que logró preclasificarse, y bastante sobrado. La carrera fue un caos, llena de accidentes y averías. Poco a poco los coches iban retirándose, pero Borgudd seguía en pista. Al final, el batería de ABBA consiguió cruzar la meta sexto y sumar su primer, y único, punto como piloto de Fórmula 1.
Ese subidón de moral hizo que todo ABBA se desplazase a Hockenheim para la siguiente carrera, pero Borgudd reventó el motor. Aún así, su desempeño fue tan bueno que llamó la atención dentro de la Fórmula 1. Para la siguiente temporada el equipo Tyrrell, que había ganado el mundial solo once años antes, fichó a Borgudd.
Pero la aventura duró poco. ABBA se disolvió durante el año 1982 y el rendimiento de Borgudd fue peor del esperado en comparación al de su compañero, Michele Alboreto, pese a que estuvo a punto de puntuar de nuevo en Brasil. Tras solo tres carreras de la temporada, Tyrrell despidió a Borgudd y el sueco, a sus 35 años, ya nunca volvió a la Fórmula 1.
Sin embargo las ganas de carreras de Borgudd no terminaron aquí. En 1987 se embarcó en las 24 horas de Le Mans, y durante las temporadas 1986 y 1987 fichó por Volvo para competir en el Campeonato de Europa de camiones, el cual, tras algunas idas y venidas con competiciones suecas, terminó ganando en 1995. La rúbrica perfecta a la carrera de un artista multidisciplinar.
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