Muchas veces, un diseño casi perfecto no tiene por qué ir acompañado de funcionalidad, como es el caso de este precioso 1936 Ford Roadster, sobre todo por su parte trasera, alargada para darle una aire más al estilo de los clásicos europeos.
Para su construcción se han invertido más de 6.000 horas de trabajo, y a juzgar por las imágenes, cada hora invertida ha dado un resultado totalmente satisfactorio para sus creadores. Desde el frontal renovado hasta la trasera hecha casi completamente a mano, pasando por el nuevo y perfecto interior, todo lo que se pueda decir de este coche es poco.
Su propio nombre ya lo indica y lo define en una palabra, sublime.
Vía | Street Rodder