Cualquier Ferrari es sumamente especial, pero los que forman parte de la familia de supercars de la firma italiana lo son todavía más. Es un privilegio que está al alcance de unos pocos modelos y cada uno de ellos representa el súmmum de cada generación de deportivos de la firma de Maranello.
Todo comenzó con el Ferrari GTO en 1984, poco después llegó el legendario Ferrari F40 y más tarde fue el turno de los Ferrari F50, Enzo y LaFerrari, que ha sido el último integrante de esta familia tan especial hasta ahora. Y es que Ferrari acaba de presentar el nuevo integrante de este linaje: el Ferrari F80.
Solo se fabricarán 799 unidades del Ferrari F80
El nombre ya es una declaración de intenciones porque continúa la tradición de los Ferrari F40 y F50. El primero se llamó así para celebrar el 40 aniversario de Ferrari, el segundo en referencia al 50 aniversario de la marca y, efectivamente, el F80 se llama así por los 80 años de la compañía. Ese aniversario tendrá lugar en 2027, coincidiendo con el final de la producción del F80.
Cada uno de los Ferrari de esta estirpe ha tenido rivales igual de especiales de otras marcas, por eso podemos hablar de distintas generaciones de superdeportivos que han marcado una época. El F40 tuvo que verse las caras con el Porsche 959, el Enzo con el Mercedes-Benz SLR McLaren y el Porsche Carrera GT, el LaFerrari con el McLaren P1 y el Porsche 918 Spider y este nuevo F80 es la respuesta de Ferrari al McLaren W1 que conocimos hace unos días.
Para desarrollarlo, los de Maranello han utilizado la experiencia y tecnología de los Ferrari híbridos de Fórmula 1 y del Campeonato Mundial de Resistencia (WEC), donde el Ferrari 499P ha ganado en dos ocasiones consecutivas las 24 Horas de Le Mans (y las 6 Horas Lone Star Le Mans en Austin).
El resultado es el Ferrari tecnológicamente más avanzado de todos los tiempos y también el más rápido: acelera de 0 a 100 km/h en 2,15 segundos, de 0 a 200 km/h en 5,75 segundos y alcanza una velocidad máxima de 350 km/h.
Para conseguirlo, Ferrari ha dado forma una receta que mezcla un trabajo aerodinámico extremo con un novedoso conjunto híbrido (HEV) y el mejor chasis que han sabido hacer.
Mide 4,64 metros de largo, 2,06 metros de ancho y apenas 1,13 metros de alto, mientras que su peso en seco es de solo 1.525 kg. Como su mecánica híbrida produce una potencia máxima combinada de 1.200 CV, la relación peso-potencia es de 1,27 kg/CV y el reparto de peso roza la perfección, con el 42,2% delante y el 57,8% detrás.
Para dar forma al conjunto híbrido no enchufable, Ferrari ha utilizado un motor de gasolina V6 biturbo de 3.0 litros muy similar al del 499P de carreras, que entrega 900 CV (ojo, 300 CV por litro) y es capaz de girar a un máximo de 9.200 rpm. En la parte eléctrica, tres motores suman otros 300 CV al cóctel, pero no sirven para impulsar el coche.
A diferencia de otros híbridos, el Ferrari F80 no busca más eficiencia con la parte eléctrica, sino más rendimiento, como un Fórmula 1 o un Hypercar del WEC. De suministrar esa energía eléctrica se encarga una batería de 860 V que tiene 2,28 kWh de capacidad y únicamente pesa 39,2 kg.
El motor de gasolina va colocado en posición central (detrás del habitáculo), uno de los motores traseros va detrás y los otros delante, uno en cada rueda del eje frontal.
El trabajo aerodinámico es igual de importante, por eso el F80 cuenta con aerodinámica activa y tiene un diseño que recuerda al de un Hypercar de Le Mans. Lo que ha conseguido Ferrari es que genere más de 1.000 kg de carga aerodinámica a 250 km/h para mantenerse pegado como una lapa al asfalto, vayas al ritmo que vayas.
Lo suyo es que, con semejantes credenciales, te sientas como en un coche de carreras al volante de este F80. Para garantizarlo, Ferrari ha diseñado el habitáculo de una forma especial, con los asientos dispuestos de forma 1+1.
Eso significa que no está a la misma altura, sino que el del conductor (podemos llamarlo piloto) está ligeramente por delante de la butaca del pasajero y son de distinto color. Salvando (mucho) las distancias, como en un Citroën AMI.
Tampoco hay sitio para el lujo, ni siquiera para las pantallas superfluas, solo hay una para el cuadro digital y otra más pequeña en la consola central que sirve para manejar funciones básicas, como el climatizador. Casi todo lo demás se gestiona a través del volante y del cuadro digital.
La atmósfera es muy similar a la de un coche de competición y no falta el selector del cambio en forma de rejilla que recuerda a la palanca de cambios de los Ferrari manuales de antaño.
La producción del Ferrari F80 arrancará el año que viene y estará limitada a 799 unidades. Cada una de ellas costará 3,6 millones de euros y ya están todas vendidas.