Movilidad, según la Real Academia de la Lengua, significa “cualidad de movible”. Aplicándolo a las personas, por desgracia, no todos tenemos esa misma “cualidad”, ya sea por motivos físicos o bien psíquicos. Cuando nos referimos a movilidad física, no tiene porqué ser una lesión en una pierna o en la columna vertebral, por poner algunos ejemplos. ¿O acaso crees que un invidente tiene las mismas posibilidades a la hora de desplazarse que una persona sin ningún tipo de minusvalía?
Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud, que consta de agosto de 2014, en el mundo existen nada menos que 246 millones de personas con una capacidad de visión baja, mientras que la cifra de habitantes en el mundo con ceguera se sitúa en 39 millones. Tantos millones de personas en el mundo privados de esa libertad que da un vehículo propio, con el que te puedes desplazar en cualquier momento y a cualquier lado; además de muchísimas otras dependencias.
¿Los coches autónomos como "nuevos ojos"?
Tratando de analizar qué necesitaría un invidente para poder conducir en vías públicas, con tráfico abierto y sin otra persona que le guíe, hemos llegado a la conclusión de que la respuesta es muy sencilla: un acompañante. Pero en este caso ese acompañante no será un perro guía ni un humano, sino un aliado inteligente que recibe el nombre de tecnología.
La forma más sencilla y segura para que una persona ciega pueda utilizar su vehículo propio es la automatización de la conducción. Nos encontramos en 2016 y, aunque la automatización completa del tráfico no está lista y tardará varios años más en llegar, ya existen muchos sistemas con funciones semiautónomas que son capaces de tomar, parcialmente o por unos segundos determinados, el control del coche.
En Toyota, estos sistemas de ayudas se integran dentro del conjunto Toyota Safety Sense. Algunos ejemplos de sistemas de seguridad con funciones de conducción semiautónomas son el control de crucero adaptativo, el sistema de mantenimiento de carril o el freno automático. Estas medidas de seguridad mediante sensores, cámaras y demás elementos tecnológicos nos ayudan a conducir más seguros; pueden ser “nuestros ángeles de la guarda” en algunos momentos.
Sin embargo, para conseguir una conducción autónoma, además de detectar objetos como señales viales, vehículos, peatones, aceras o edificios, es totalmente necesario que los vehículos interactúen entre sí y se comuniquen con su entorno. Ésto se está probando actualmente vía satélite. Volviendo nuevamente a la RAE, la definición de “interactuar” significa: actuar recíprocamente. El Safety Sense de Toyota es un primer paso para lograrlo.
Pero, ¿qué información pueden transmitirse entre sí los coches?
La inteligencia es la capacidad para entender, aprender, razonar y poder tomar decisiones por sí mismo. Por tanto, para lograr una conducción autónoma eficaz es necesario, además de que los vehículos puedan interactuar entre sí, un alto nivel de inteligencia para adaptarse a cada usuario. Esto se consigue gracias a la “inteligencia artificial”, una expresión que se repite constantemente en nuestros días.
Un ejemplo muy sencillo, que ya equipan muchos modelos con sus navegadores GPS. pero que aún se desarrollará muchísimo más, es el estado del tráfico. Ponte en situación. Sales a veranear con tu familia a la costa mediterránea. Antes de salir has marcado en el navegador el punto de destino por la ruta más rápida. Resulta que a mitad de camino el navegador te avisa de que 30 kilómetros más adelante ha ocurrido un accidente y existen varios kilómetros de retención. En ese momento te propone otras rutas que os evitarán estar varios minutos detenidos y que, dadas las circunstancias, os permitirán llegar mucho antes a vuestro destino.
Donde queremos llegar con el ejemplo anterior es a que, en un futuro donde la inteligencia artificial esté desarrollada y la conducción autónoma sea una realidad, tu coche podrá tomar decisiones por sí mismo y no sólo cuando vayas de viaje, sino también según tu estado de ánimo, tus rutinas, si vas sólo o con los niños, etc. Además, tampoco hará falta que la central de tráfico comunique esa información, sino que será un vehículo cualquiera de los que se encuentra inmerso en ese accidente o atasco el que avisará al resto.
También existen los ITS (Sistemas de Transporte Inteligente), que igual que en el ejemplo anterior, permiten a los usuarios una ruta más breve y eficiente. Además, la principal ventaja de esta tecnología es que si viajas en transporte público te ofrece las mejores opciones en función de las condiciones del momento, pudiendo recomendarte varias alternativas.
Otra información valiosa que se pueden transmitir entre automóviles es el “- Hola compañero de carretera. Te voy a adelantar, no me lo pongas difícil. - No te preocupes, te facilito la maniobra”. Y todo ello sin que el conductor se percate mientras adelanta trabajo o lee el periódico, por supuesto, desde alguna de las pantallas del habitáculo.
¿Dónde están los límites de la tecnología y de la inteligencia artificial?
De momento no sabemos cuál es el límite, pero está claro que con investigación este tema dará que hablar durante muchas décadas.
El primer problema al que estos métodos se debían enfrentar es a la capacidad de enviar información, recibir, procesar y actuar. Todo esto conlleva una gran cantidad de datos que se deben gestionar con una velocidad prácticamente instantánea para ser eficaz. Sin esa velocidad, en el mundo de la automoción automatizada, sería prácticamente inútil. Por suerte, ya se ha encontrado una alternativa a esos problemas, los “Big Data”.
¿Qué es Big Data?
Big Data es la gestión, análisis y almacenamiento de grandes volúmenes de datos que no pueden tratarse de una forma tradicional por los softwares habituales, ya que se ven desbordados tanto por tamaño de información como por la velocidad necesaria. Su función, además de lo anteriormente descrito, es procesar y filtrar toda esa información de forma eficaz sin la interacción de un humano, con el objetivo de aprender y adaptarse al usuario. ¿Recuerdas lo que hablábamos hace unos párrafos de la inteligencia artificial?
Para los coches autónomos esto es un requisito indispensable. Reaccionar tarde a cualquier situación, o no tomar la solución más apropiada en caso de recibir varios datos que puedan ser contradictorios, pondrían en situación de peligro a varios usuarios de la vía, y esto mismo podría traducirse en un accidente.
Mejorar la movilidad de los invidentes
Uno de los actuales proyectos en los que está inmerso Toyota es el “Proyecto Blaid”. Su objetivo es el de mejorar la movilidad a pie de personas invidentes o con graves problemas de visión, llegando a facilitar aquellas situaciones donde tanto el perro guía como el bastón no pueden llegar, aunque tampoco los sustituye.
El dispositivo en cuestión se llama “wearable”, que traducido al castellano significa algo así como ponible. Visualmente puede parecer una especie de collarín que descansa sobre los hombros y el cuello de quien lo utiliza. Muy parecido a un HANS como los utilizados obligatoriamente por los pilotos de F1 y otras muchas disciplinas del automovilismo. Sin embargo, sus funciones no tienen nada que ver.
El wearable equipa cámaras, altavoces y vibradores. Las cámaras recogen información de lo que rodea a la persona que lo utiliza, pudiendo identificar a cierta distancia unas escaleras, también escaleras mecánicas, puertas e incluso los carteles de WC; por lo que el mayor beneficio de este sistema se encuentra en lugares cerrados como puede ser un centro comercial. Dicha información se transmite al usuario a través de los altavoces y vibradores. Además, gracias a su reconocimiento de voz y a algunos botones, permite interactuar con él.
Como te habíamos dicho antes, no sustituye a un perro guía o a un bastón, pero complementa una información que estos no pueden ofrecer. Por otro lado, Toyota tiene previsto continuar el desarrollo y la investigación del wearable con tecnologías cartográficas, identificación de objetos y reconocimiento facial, facilitando todavía más la vida a estas personas.
El Director de Robots Acompañantes de Toyota, Doug Moore, explicaba el porqué de este proyecto en unas recientes declaraciones: “Tenemos un papel que desempeñar en la resolución de los problemas de movilidad, lo que incluye ayudar a las personas con limitaciones de movilidad a hacer más cosas. Creemos que este proyecto tiene el potencial de enriquecer las vidas de las personas ciegas y con discapacidad visual”.
Toyota lanzará una campaña a empleados en la que invitará a los trabajadores de la compañía a enviar vídeos sobre objetos habituales en zonas cerradas. Después, estos vídeos serán utilizados para el desarrollo y ampliación del Proyecto Blaid con el objetivo de hacerlo aún más eficaz.