Cuando se presentó el Toyota GT86 a finales de 2011, venía precedido de un 'culebrón', por llamarlo de alguna manera, durante el cual hubo toda clase de rumores y especulaciones, hubo filtraciones y hubo diversos teaser ofrecidos por la marca que caldearon el ambiente. Un modelo que tuvo bastante repercusión por el concepto que representaba y la colaboración de Subaru en el proyecto.
Fue un tramo de dos años que dieron mucho de sí y que sirvieron para dar forma a un coche que llegaba para recuperar la deportividad en la firma japonesa. Toyota volvía a tener un coupé en sus filas tras la retirada tiempo atrás del Celica, un modelo que sigue evocando una época en la cual, había coupes medios para dar y tomar, sin atisbo de amenaza desde ningún frente, todo lo contrario que ocurre ahora con los SUV.
Sin embargo, el GT86 no prentendía suplantar al Celica, el concepto era bien distinto: 2+2 plazas, motor atmosférico de altas revoluciones, propulsión, el equipamiento imprescindible y una puesta punto muy deportiva. Este último punto siempre un poco subjetivo, que difiere según a quien se pregunte aunque viene siendo básicamente un bastidor que favorece un elevado paso por curva, ofreciendo muchas sensaciones. Y sí, el Toyota GT86 tiene un paso por curva muy elevado y buenas sensaciones. De hecho, por planteamiento, es un coche para puristas y para amantes de la conducción 'sin adulterar'.
Coupé deportivo 100% Toyota
Desde aquel 2011 hasta ahora, han pasado muchas cosas y el GT86 ha recibido pequeños cambios con el paso del tiempo que buscaban pulir pequeños detalles. Por ejemplo, en 2017, el modelo recibía un ligero restyling que afectaba a su imagen y a ciertos apartados como las suspensiones. Mejoraba la aerodinámica, montaba nuevas llantas de 17 pulgadas y algunos retoques en el habitáculo, aunque seguía siendo prácticamente el mismo coche, con un grupo propulsor intacto pero con nuevos frenos más grandes firmados por Brembo. Destacar que en esa pequeña renovación, se incluyó el modo de conducción 'Track', que permite un mayor deslizamiento de las ruedas sobre el asfalto para disfrute de los más avezados.
Novedades y modificaciones que, obviamente, montaba la unidad que Toyota nos prestó para testear. Un coche que nos ha dejado un buen sabor de boca, aunque también con ganas de más; de más tiempo para exprimir toda su esencia, de más 'chica' por parte del motor. Seguro que es algo que ya habréis leído y escuchado en multitud de ocasiones, pero nosotros hemos querido ir un poco más allá y cavar en profundidad todo lo posible, durante los tres días y más de 650 kilómetros que hemos podido disfrutar el coche.
Así de primeras, de una forma extremadamente simple y rápida, podemos decir que el GT86 es un coupé deportivo 100% Toyota. ¿Qué significa esto? Pues que resulta un automóvil super equilibrado en todos los aspectos, con una conducción fácil y segura. Esto último no quiere decir que sea un coche lento o falto de personalidad, ni mucho menos, lo que quiere decir es que su puesta a punto la puede aprovechar cualquiera, disfrutando de cada metro recorrido. Punto y a parte sería exprimir el GT86 hasta la última gota, que requiere de cierto nivel, sobre todo con los controles desactivados. No olvidemos que estamos hablando de un coche de configuración clásica: motor delantero, propulsión y caja de cambios manual en nuestro caso. Además, los 200 CV declarados no son pocos, aunque estemos acostumbrados a ver compactos con más de 300 caballos disponibles bajo el pie derecho.
Pero el caso es que esa facultad de equilibrio permite un uso diario sin ningún tipo de complejos. Si no tenemos necesidades de espacio (somos solteros, por ejemplo), el coupé de Toyota podría ser nuestro único coche sin que por ello haya inconvenientes mayores. Lógicamente, no tendremos la comodidad de un sedán, ni los consumos de un diésel o híbrido, pero el gasto de carburante y el confort general son plenamente satisfactorios.
Motor de alto régimen y paso por curva muy alto
El motor es, sin ninguna duda, el corazón de todo automóvil y más todavía, si cabe, en el caso de uno con aspiraciones deportivas. En el caso del GT86 es un cuatro cilindros boxer de dos litros de cubicaje, 200 CV y 205 Nm de par. Por configuración tiene mucho de Subaru, pero por comportamiento y respuesta lo tiene todo de Toyota. Es un propulsor suave desde el ralentí, sin estridencias en la entrega de potencia ni en su sonido.
Se trata de un motor muy agradable de usar. Puedes circular bajo de vueltas, cambiando entre 2.000 y 2.500 rpm sin que haya retemblores 'de queja', sin falta de respuesta y sin consumos excesivos. Por carretera puedes rodar a velocidades de retirada de carnet con el motor por debajo de las 4.000 rpm, con solvencia para adelantar si es necesario y nuevamente sin consumos demasiado elevados, pero si queremos emociones, hay que estrujar la mecánica. Para correr 'de verdad', es imprescindible subir de las 4.500 rpm. A partir de aquí el motor despierta, pero no es hasta las 5.000 cuando comienza a darlo todo hasta por más de 7.000 rpm, donde aparece el corte de manera un poco brusca.
En esas circunstancias se deja notar el resonador, que potencia el sonido del motor en el habitáculo aunque es un sonido 'de admisión'. El escape se deja notar poco. No es un motor que gane régimen de forma fulgurante y da la impresión de faltar algo de garra, pero es que el batidor está muy por encima del motor. Las suspensiones, por ejemplo, tienen un tarado que sujeta la carrocería pero también ofrece bastante filtrado de las irregularidades y dan mucha confianza. Pasas muy rápido por las curvas, permiten 'jugar' con los cambios de carga en el acelerador para redondear con la trasera y no se descomponen en suelo roto. La dirección ayuda con la asistencia justa, una precisión destacable y siendo bastante directa. Puedes poner el coche donde quieras casi con pensarlo y si te pasas, las ayudas electrónicas actúan de forma comedida, casi sin notarse.
No es sencillo sacarlo del sitio y cuando te quieres dar cuenta, vas apurando marchas y pasando curvas como un enfermo. El cambio también pone su granito de arena en la locura, con un tacto duro, unos recorridos muy cortos así como una precisión que invita a usarlo aunque no haga falta. Los asientos, que resulta incluso bonitos de diseño, te mantienen en tu sitio gracias a unas formas que sujetan hasta la altura de los hombros añadiendo más confianza.
Con el piso mojado es otro cantar. Sigue habiendo adherencia más que de sobra, pero es mucho más sencillo que te enseñe el culo. Una picada de embrague cruza el coche en media curva con facilidad por ejemplo, incluso con los controles activados. Hay que buscarlo porque rueda igual de sujeto que el suelo seco, pero si quieres guiñadas de escándalo sin esfuerzo, las tienes. Son muy fáciles de controlar, por cierto. Mención a parte merecen los frenos Brembo, cuyo tacto permite apurar frenadas con sencillez, pero requieren apretar fuerte el pedal. Esto provoca que una vez cogido el tacto, te veas dando patadas al freno casi dentro de la curva, apurando quizá más de la cuenta en carretera abierta.
Buenos acabados y un precio al alcance de todos
Ponerte a los mandos de un coupé deportivo siempre saca el demonio que llevas dentro, sobre todo si, como en nuestro caso, te gusta echarle el guante a cualquier aparato con ruedas. Esto provoca que al principio se pasen cosas por alto, como los acabados generales. Algo que en el Toyota GT86 no tiene reproche, son, nuevamente, 100% Toyota. Pasan totalmente desapercibidos por lo a gusto que te encuentras en el interior. Es verdad que la pantalla es pequeña y el diseño es algo austero, pero es un modelo deportivo, no un sedán de gama media/alta.
El volante, con un diámetro muy reducido y el grosos justo, resulta muy agradable al tacto, la posición de conducción es muy buena y la instrumentación, con una pantalla configurable donde se puede ver temperatura del agua y del aceite, así como el trabajo de la batería, pone el resto. Además, en el centro de la misma se sitúa el tacómetro, con un tamaño superior al resto.
La unidad que nos dejó Toyota tenía un precio de 37.140 euros, pero añadía al equipo el pack piel/Alcántara por 1.500 euros, el sistema Touch 2 & Go por 650 euros y la pintura Gris oscuro Kikichiyo por 500 euros. Si haces las cuentas y restas los extras, el precio 'base' es on 34.490 euros.