Ahora que ya somos unos expertos en consumir lo menos posible cuando nos detenemos frente a un semáforo pero a la vez, sabemos cómo dosificar la necesidad de potencia en momentos determinados, es hora de que conozcamos algunos trucos para afrontar pendientes con nuestro vehículo híbrido de la forma más eficiente posible.
Las pendientes descendentes son las más sencillas de todas porque además de consumir muy poco o nada de carburante, podemos hacer uso de la frenada regenerativa para llenar las baterías y luego utilizar esta energía que hemos conseguido completamente gratis. Pero si antes, cuando hemos ascendido, hemos gastado más de lo necesario, las cuentas no nos saldrán. Veamos cómo afrontarlas.
Ascendiendo pendientes con un vehículo híbrido
Tanto si disponemos de un vehículo híbrido como uno de combustión, el planteamiento es similar. O incluso más fácil con un híbrido y su cambio automático porque en todo momento decidirá por nosotros cuál es el mejor régimen de revoluciones necesaria para la carga de acelerador que le estamos pidiendo.
Lo más importante es la previsión y anticipación, sobre todo si la carretera es conocida. Debemos aprovechar el momento antes de que comience la ascensión para ganar velocidad hasta el límite legal si es posible. De esta forma, partiremos con un extra de velocidad que nos servirá de inercia.
Nunca debemos ascender una pendiente con el control de crucero si queremos optimizar el gasto de combustible. Este dispositivo intenta mantener la velocidad independientemente de si la subida es más o menos fuerte por lo que gastará más.
Ahora que vamos lanzados y empezamos a subir, podemos dejar caer algo su velocidad para luego mantenerla durante la ascensión. Lo óptimo es mantener la velocidad lo más uniformemente posible porque si perdemos algo y luego intentamos recuperarla, volveremos a aumentar el consumo.
Si la pendiente no es muy larga, lo ideal es lanzar el vehículo antes y llegar a coronarla habiendo utilizado lo menos posible el acelerador, jugando con la inercia y la pérdida de velocidad, siempre y cuando las condiciones de la vía y del tráfico nos lo permitan.