Ya vimos unas fotos de varios Pegaso circulando por el antiguo Circuito urbano de Montjuïc, e incluso podría haber adjuntado a este post una galería de preciosos modelos de la mítica firma de automóviles española que estaban expuestos en el Auto Retro de Barcelona el pasado fin de semana, como conmemoración de los 50 años desde que se dejara de producir el Z 102.
Pero no voy a hacerlo. Y el motivo es bien sencillo: había “algo” en la mencionada exposición que acaparó mi interés por encima del resto de modelos. No sé si será mi vocación ingenieril, pero basta que exista un capó abierto para que me lance directamente a husmear. Y en este caso, no se trataba de un capó abierto. Mucho mejor.
Se trataba de un Pegaso Z 102 completamente al desnudo. Sólo un bastidor de exposición de este modelo del 1951 y sus complementos mecánicos, como un precioso motor V8 de 2,5 litros, con doble árbol de levas en cabeza y 4 llamativos carburadores dobles, que cuando se ponían a trabajar en conjunto eran capaces de entregar unos nada despreciables para la época 150 caballos de potencia.
El Z 102 de tracción trasera tenía en un mismo bloque el diferencial y la caja de cambios, situado el conjunto en el eje trasero, y en las 4 ruedas disponía de frenos de tambor. La suspensión era independiente en las 4 ruedas, montando en el eje posterior el revolucionario y rígido eje de Dion, que todavía hoy montan algunos modelos de tracción trasera.
Sobre esta base, fueron varios los carroceros que construyeron lo que hoy son joyas de la historia automovilística de nuestro país, como los Spider Rabasada, Tibidabo o Serra, o la Berlineta Thrill. En total, una producción de 84 chasis parecidos al de la foto fueron carrozados con 30 modelos distintos. Pero observando las fotos del bastidor, la carrocería también puede ponerla vuestra imaginación…