Al contrario que en nuestro continente, las motorizaciones diésel y el tipo de combustible asociados a estas no han gozado tradicionalmente de tanto popularidad en Estados Unidos, y el escándalo de las emisiones de Volkswagen o dieselgate ha actuado definitivamente como un giro en la historia de esta relación.
Si ayer anunciaban unas pérdidas de 18.400 millones de euros como consecuencia de esta crisis (y en lo que va de crisis), hoy conocemos un casi irremediable cambio en su política, más allá de la búsqueda de lavado de imagen y solicitud de perdón apostando de lleno por la movildiad eléctrica. Y es que Volkswagen renuncia a la etiqueta Clean Diesel en Estados Unidos.
Parece que esto no será tanto así en Europa, lo que demuestra las diferentes sensibilidades del caso y el precio de la indulgencia en función del lado del Atlántico al que nos encontremos. El mes pasado, la Comisión Europea reclamaba un trato igual para los conductores europeos que para los estadounidenses, en lo que se refiere a la bonificación de 1.000 dólares que estos últimos recibirán.
Con respecto al tema del Clean Diesel, la etiqueta desaparecerá, sin embargo, el fabricante alemán seguirá ofreciendo en el mercado yankee los que fueran sus propulsores predilectos hasta 2015, al menos entre 2017 y 2019. Eso sí, admiten que la gran cuota de la que el diésel disfrutó nunca volverá. Hasta la fecha, un quinto de las ventas de Volkswagen correspondían a los unidades diésel.
En Motorpasión Futuro | No solo Volkswagen se las verá en los juzgados por las emisiones, también Chevrolet en EEUU