En el precio de un coche eléctrico, la batería es el elemento más importante. Pero los fabricantes no sueltan prenda acerca de su precio real. Una reciente modificación de la fiscalidad para flotas de empresa en Francia hace que los fabricantes deban comunicar el precio de las baterías de los coches eléctricos.
En un coche de gasolina o diésel, el elemento más caro son el motor y la caja de cambios. En un coche eléctrico, el coste de un motor eléctrico es muy inferior (tiene muchas menos piezas) y, salvo contadas excepciones, no necesita caja de cambios, no necesita embragues y menos aún una línea de escape con catalizadores, trampas NOx y demás filtros. El elemento más caro de un eléctrico es su batería.
Reducir el precio de la batería es una prioridad para casi todos los fabricantes. Incluso hoy, los coches eléctricos siguen siendo más caros que sus homólogos de gasolina, con características comparables. Sólo los incentivos, que acabarán desapareciendo, les permiten reducir parcialmente esa diferencia de precio. Las ventas de coches siguen siendo muy dependientes de los incentivos, no son ventas orgánicas.
Así, para que las empresas cambien sus coches gasolina y diésel, en su mayoría, por coches eléctricos, el ejecutivo galo permite que las empresas puedan deducir el coste de las baterías para así obtener una rebaja en los impuestos que pagan. Y para poder deducir ese gasto, hay que saber cuánto se ha gastado, es decir, conocer el precio de la batería y debe figurar en la factura del coche.
Estamos lejos de los 100 dólares el kWh que permitiría al coche eléctrico imponerse
Ford fue uno de los primeros en adaptarse a la nueva normativa, lo que permitió descubrir que la batería de su Mustang Mach-E podía representar casi un tercio del valor de ese coche: 17.407,91 euros con IVA incluido para las versiones de 68 kWh y 22.719,90 euros para las de 88 kWh.
Lo interesante de esta norma es que arroja luz sobre la disparidad de precios que hay en la industria, dependiendo de la tecnología utilizada, de quién es el fabricante y de las unidades producidas. Cuántas más se fabriquen más barato será. Así, el precio de la batería de un Renault Twingo Electric, de una capacidad útil de 21,4 kWh y fabricada por LG Chem, cuesta tan sólo 3.600 euros, IVA incluido.
En cambio, como se puede leer en L'Argus, el precio de la batería de 16,7 kWh útiles del smart ForTwo cuesta la friolera de 10.000 euros. Supone el 40 % del precio del coche, que ronda los 25.000 euros. Hablamos, en el caso de Smart, de un coste de 604 euros el kWh, muy lejos de los deseos de la industria de pasar por debajo de los 100 euros el kWh.
Por su parte, Volkswagen asegura que pasará pronto a un coste inferior a los 100 euros el kWh, aunque en el caso de la marca alemana sería un precio antes de aplicar el IVA. Actualmente, el precio de las baterías de los Volkswagen ID.3 e ID.4 de 58 kWh útiles (62 kWh totales) cuesta 15.080 euros.
Es imposible hablar del precio de una batería de coche eléctrico sin mencionar a Tesla. En su caso, sea para un Model S, Model X o Model 3, el precio es el mismo: 269 euros el kWh. Así, un Model S con batería de 100 kWh se va a los 26.900 euros, mientras que la de un Model 3 Performance de 75 kWh cuesta 20.175 euros.
En cuanto a los extremos, la batería más barata es la del Renault Zoe, con sus 163 euros el kWh alcanza los 8.476 euros para una capacidad útil de 52 kWh, mientras que la más cara es la del BMW i3 que con sus 37,9 kWh de capacidad útil cuesta 27.704,90 euros (731 euros el kWh). Es también el único eléctrico en superar la barrera de los 700 euros el kWh, ya que la segunda batería más cara es ala del Lexus UX 300e con 631 euros el kWh.
De manera general, también se desprende de esta transparencia forzada que tan sólo cuatro modelos de más de 30 tienen un precio de batería inferior a los 200 euros el kWh. Estos son los Renault Zoe (164 €/kWh) y Twingo Electric (164 €/kWh), el Dacia Spring (164 €/kWh), el Citroën ë-C4 (173 €/kWh) y el Skoda Enyaq de 50 kWh (196 €/kWh).
Si nos fiamos de los datos comunicados a la Hacienda francesa, todavía estamos lejos de alcanzar los famosos 100 dólares el kWh en el precio de una batería que permitiría igualar el precio de un coche eléctrico con el de un gasolina.
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