El Peugeot 205 Turbo 16 de Grupo B es uno de esos coches convertidos en icono de toda una época, gracias entre otros al inmenso talento de Ari Vatanen. Para poder competir en Grupo B con un coche, el fabricante debía fabricar al menos 200 unidades de una versión de calle de ese coche. El carrocero francés Heuliez fue el encargado de fabricar las 200 unidades de calle necesarias para la homologación del Peugeot 205 Turbo 16 en mundial de rallyes.
Hoy en día, cualquier de esos ejemplares de calle en buen estado y a la venta supera los 150.000 euros. Y Peugeot 205 T16 a la venta, se ven pocos. El ejemplar que salió ayer a la venta en Motostalgia es un poco diferente. Se trata de uno de los dos 205 T16 con kit Peugeot Talbot Sport y modificados por Lotus que pertenecieron a General Motors. Más raro, imposible.
En 1984, cuando llega se inicia la comercialización del Peugeot 205 Turbo 16 en su versión civil, Lotus no forma parte todavía de General Motors. La marca se mantiene a flote gracias a su estudio de ingeniería que trabaja con media industria del automóvil y aunque solo algunas colaboraciones se hacen públicas, la mayoría se mantienen en secreto.
¿Cómo están hechos esos Grupo B?
Por su parte General Motors compra dos unidades del Peugeot 205 Turbo 16 con kit PTS (Peugeot Talbot Sport) que lleva la potencia del 1.8 turbo 16 válvulas de 200 a 300 CV. Entonces, GM compra los coches simplemente por cuestiones de investigación y desarrollo. Viendo como los europeos se vuelven locos con los Grupo B de tracción integral y que Ford, vía su filial europea, así como los japoneses, empiezan a prepararse también sus Grupo B, GM quiere ver de qué va todo eso y quizá desarrollar su propio coche de competición.
En 1986, General Motors compra finalmente Lotus (que desde 1985 posee junto con Toyota, pero el gigante nipón se retira al año). Y no compra la firma inglesa por su producción ni su margen de beneficio (inexistente) sino por la joya de la corona de la marca: el estudio de ingeniería. Lotus, siguiendo la tradición de la competición automóvil, aplica lo que aprendió en competición a los coches de calle. Es algo particularmente evidente en las suspensiones. Uno de los primeros modelos en gozar de una suspensión “made in Lotus” es el Isuzu Piazza (1980-1990).
GM posee entonces desde 1974 el 34 % del fabricante nipón (tomaría el control absoluto en 1999 para deshacerse de la compañía en 2001) y para el cupé Piazza de Isuzu apuesta por darle un toque europeo. Así, además de una carrocería diseñada por Giugiaro (que recuerda mucho al Volkswagen Scirocco de segunda generación), el Piazza equipaba suspensiones puestas a punto por Irmscher y a partir de 1988 unas suspensiones diseñadas y puestas a punto por Lotus. El experimento le funcionó lo suficientemente bien para dar al Piazza una segunda generación en 1990, que diseñada por GM dejó de venderse tres años más tarde...
Convertir el Corvette en un superdeportivo
Pero GM tiene más ambición que tener a Lotus haciendo suspensiones para un cupé compacto de 110 CV. En General Motors llevan décadas queriendo llevar el Corvette al nivel superior. Enfrentarse a los Porsche 911 está bien, ir a por Ferrari motiva más. Además de tontear todo ese tiempo con la idea de un Corvette de motor central también piensa en dotarlo de la tracción integral y de suspensiones activas. Es preciso fabricar una mula para poder observar como se funcionaría una suspensión activa en un coche de tracción integral. En Lotus se enteran que GM posee dos Peugeot 205 Turbo 16, ya tienen su mula de tracción integral.
General Motors, así como otros fabricantes, cuando compraban un coche para investigarlo solían comprar dos unidades. Una se la quedaban como referencia y otra para experimentar con ella modificándola a placer. La primera de esas dos unidades, la número 48 de 200 (con chasis número VF3741R765100048) se mantuvo intacta. La segunda de esas dos unidades es el 205 T16 nº91 de 200 (chasis número VF3741R76E5100091) con motor de 300 CV.
De coche de rally a mula de General Motors
Y así es como un Peugeot 205 T16 termina en manos de Lotus, equipado de una suspensión activa, y sirviendo de mula de desarrollo para un futuro Corvette. ¿Extraño? Hay más. Ya que están, en lotus se hacen con la dirección a las cuatro HICAS de los Nissan Skyline y 300 ZX y, para complicar aún más las cosas, la adaptan al 205 T16. No cabe duda que en Lotus quieren crear el Corvette más ágil de la historia.
Ese Peugeot apenas cambia exteriormente, salvo por algunas protuberancias en los bajos, delante de los pasos de rueda traseros que evidencian las modificaciones aportadas a su cadena cinemática. Sin embargo, sí que luce los sellos, números identificativos y demás de General Motors que lo acreditan como prototipo.
Tras acumular 15.920 km de pruebas el coche fue guardado en el GM Heritage Collection durante 34 años, hasta que Barrett-Jackson la subastó el pasado mes de enero por 146.300 dólares. La unidad no modificada, la número 48, también fue subastada al mismo tiempo alcanzado los 187.000 dólares. En cuanto a Lotus, GM la vendió en 1993 (cambió varias veces de dueño y es ahora propiedad de la china Geely), no sin antes aprovechar la sinergia y el nombre de Lotus para crear dos mitos del automóvil: el Lotus Omega (Lotus Carlton, en el Reino Unido) y el Corvette (C4) ZR-1 fabricado de 1990 hasta 1995 (hoy ya tenemos una nueva generación de 755 CV a la espera del Corvette de motor central.
Para el ZR-1, Lotus diseñó un nuevo V8 con culata de 32 válvulas (el V8 LT5 de 375 CV) y su sistema específico de gestión de la alimentación (que cerraba parcialmente las tomas de aire y la inyección a baja carga). Lotus fue también la responsable de la dirección y de los frenos del ZR-1, así como de la puesta a punto de sus suspensiones activas, sin duda aplicando al ZR-1 las enseñanzas de su experiencia con la Formula 1 y con el Peugeot 205 T16 número 91.