Cuando posees una compañía de alquiler de coches clásicos y una buena colección de coches, lo normal es contratar a un transportista especializado para que mueva tus automóviles de un evento a otro. Y es lo que hace habitualmente Martin Overington, dueño de Classic Grand Touring. Sin embargo, cuando los organizadores del festival de clásicos del Circuits des Remparts de Angoulême (Francia) le pidieron prestado su Porsche 962 de 1988 para exponerlo, Martin decidió que sería una buena idea llevar él mismo hasta allí el coche en un remolque.
¿Usar el Range Rover? Demasiado obvio. ¿Usar un Porsche Cayenne? Demasiado visto. Nada, que su Bentley Blower de 1929 y sus 180 CV servirán perfectamente.
Qué diablos. Me llevo también el Bentley.
En principio, Martin quería llevar el Benteye a Angoulême, pues es uno de sus eventos favoritos, estuvo presente en las 24 ediciones anteriores. Así que adaptó una bola de remolque al Bentley mató dos pájaros de un tiro.
Según contó a Road & Track, no fue una buena idea a nivel práctico, aunque sí a nivel de imagen. Explica que los frenos del remolque son más potentes que los del Bentley y que el remolque es mucho más ancho que el coche, lo cual no ayuda a circular por los pueblos en Francia. Y para colmo, le llovió casi todo el trayecto...
Bentley Blower 1929
A finales de los años 20, Bentley era una de las marcas punteras en las 24 horas de Le Mans. Pilotos como Tim Birkin y Woolf Barnato forjaron entonces la leyenda de los Bentley Boys, que lo mismo se apuntaban a las 24 horas de Le Mans que se medían contra el tren más rápido del mundo tras una apuesta en el pub.
Uno de ellos, Tim Birkin, terminó en desacuerdo con Walter Owen Bentley sobre el camino a seguir para luchar contra Bugatti en Le Mans. W.O. Bentley quería un coche más grande y potente. Total, Ettore Bugatti ya decía de los Bentley que eran los camiones más rápidos del mundo...
Tim Birkin, sin embargo, quería un coche más ligero y sobrealimentado para sacar más potencia del motor. Así que creó que propio taller para desarrollar el modelo que anhelaba. La base era la del Bentley 4½ Litres cuyo cuatro cilindros en línea -con culata de cuatro válvulas por cilindro- desarrollaba 130 CV en su versión de competición.
Gracias a la sobrealimentación por compresor volumétrico, ésta subía hasta los 180 CV. Al final, como Woolf Barnato controlaba las finanzas de Bentley, W.O. Bentley accedió a fabricar 50 unidad del Blower para poder homologarlo en competición para las 24 horas de Le Mans.