Prueba: BMW 535d (parte 2)

Sin duda lo más interesante de este BMW es su poderoso motor, a pesar de la denominación 535d no se trata de un 3.5 sino de un 3.0 de 6 cilindros en línea, colocado de forma longitudinal y entregando su potencia al eje trasero, pues no hay versión de tracción total. Todas las versiones de 6 cilindros diesel comparten la misma cilindrada (525d, 530d y 535d), pero éste es el más sofisticado, y el más potente de la Serie 5.

Este coche sirve para enmudecer a los gasolineros ortodoxos que echan pestes del diesel gratuitamente. BMW ha demostrado que se puede ser deportivo, diesel y divertido. Hasta Jeremy Clarkson tuvo que comerse parte de su discurso.

Conducción y dinámica

Cuando arrancamos el 535d mediante el botón, notamos una tímida sacudida, el ralentí empieza. En el interior apenas se nota que sea diesel, en el exterior, se nota muchísimo menos que el típico 4 cilindros. Vibraciones, ninguna, ni ruidos fuertes por arranque en frío, es un proceso limpio y suave. Revolucionándolo en vacío, la aguja sube linealmente y sin tirones, el ruido a 4.000 RPM se hace un poco extraño, por que esperamos que suene mal.

El secreto de su elevada relación CV/litro (95,3) radica en su sistema de inyección common-rail de tercera generación con inyectores piezoeléctricos y el doble turbo secuencial. Tiene un turbo pequeño que ofrece soplado rápido a bajas revoluciones, por su baja inercia. Cuando va más revolucionado, entra en acción el turbo grande, que entrega más flujo de aire y a más presión. De este modo, tenemos las ventajas de ambos turbos y ningún inconveniente.

Cuando acelera, la sensación es más gasolinera que diesel, pues no se nota una patada del turbo, es progresivo, suave y la rumorosidad es muy baja. El par máximo lo entrega a sólo 1.750 RPM, las mismas a las que gira cuando vamos en 6ª a 120 Km/h. Los 580 Nm de par máximo están disponibles hasta las 2.250 RPM, y los 286 CV se entregan a 4.400 RPM. No notaremos el efecto desvanecimiento ya que el cambio automático nunca deja que pasemos de 4.750 RPM.

Las prestaciones son de escándalo, pues llega a 100 Km/h en sólo 6,4 segundos y no pasa de 250 Km/h porque está limitado electrónicamente. El primer kilómetro desde parado lo consigue en 25,6 segundos y los adelantamientos son de alucine: 80-120 Km/h en 4,82 segundos. Creo que no he tenido ningún coche que adelante tan deprisa, sobre todo de su tamaño y peso. Ojo, eso en “D” y sin poner modo Sport ni gaitas, simplemente pisando a fondo el pedal derecho… y se te pega el cerebro a la nuca. Aunque la aguja del velocímetro trepa rápido, dentro parece que vas de paseo, siempre parece que vas más despacio.

Subiendo un puerto de montaña habitual de doble carril, creía ir más tranquilo, pero resulta que llegué antes a la cima que con otros modelos en los que la sensación de velocidad fue superior, y qué decir del ruido… Es un modelo de propulsión (tracción trasera) y uno esperaría que con tanta potencia sea una cabra loca. No señor. Las ayudas electrónicas del coche son tan buenas que incluso se puede ir “animado” por zonas donde el asfalto resbala un poco sin despeinarse, transmite mucha confianza (tal vez demasiada).

El BMW 535d tiene un comportamiento tirando a neutro, aunque cuando se le aprieta un poco en los virajes, saca a relucir una ligera tendencia sobreviradora. Si desconectamos parcialmente el control de tracción, nos permite juguetear un poco (con cabeza, claro) dejando suficiente margen de seguridad para recuperar el coche. La precisión de conducción es máxima, lo que cabe esperar de un BMW, puede ser muy divertido sin correr riesgos destacables.

El cambio automático es obligatorio, ya que de lo contrario la marca no ganaría para cambiar embragues en garantía. Es un mecanismo de convertidor de par, muy rápido, de 6 velocidades. Las transiciones de las marchas son tan suaves que es difícil enterarse, y es tan rápido cambiando que en conducción deportiva no hace falta el secuencial. Faltan levas de cambio de serie, son opcionales. Tiene su función Sport para que reduzca antes y mantenga más las revoluciones elevadas para que no se corte el rollo, en detrimento de la eficiencia.

Hablando de eso, la Serie 5 tiene varios métodos para reducir el consumo por pérdidas “tontas”, como la frenada regenerativa, bomba de agua inteligente, aceite de baja fricción, etc. Estos sistemas están detallados en este post, es para no hacer esto más largo. Esas ayudas hacen que se pierda menos combustible, y sumado a la eficiencia natural del motor, el gasto es bajo en relación a su peso y potencia.

Para llegar a 6,7 l/100 Km hay que ir muy tranquilito, de modo que no tenga sentido su potencia. En condiciones más realistas, el consumo es de 7,6 l/100 Km, pero conduciendo de forma eficiente. Un consumo más realista ya, el que obtuve en 610 Km de prueba, es 8,15-8,4 l/100 KM, hechos a una media de 52,4 Km/h por trazados varios, incluyendo 30-40 Km de conducción deportiva, que sube la media. El “Efficient Dynamics” se nota, pero las cifras que anuncia la marca son muy optimistas. El 520i de 170 CV gasolina también homologa 6,7 l/100 Km y me da la risa floja, tienen que ser condiciones muy favorables.

Los neumáticos Dunlop SP Sport de medidas 245/40 R18 no son el mejor camino para lograr un consumo bajo, bien es cierto que son opcionales, de serie usa unos de 17’’ que bajarían algunas décimas el gasto. Lo que está claro es que me respondieron de maravilla en seco, mojado e incluso con firme ligeramente helado, y tuve una sensación de dominio del coche prácticamente absoluta. No pongo pegas ni por su rumorosidad o flaqueza, si miráis las fotos detalladas de los flancos, no protestan a un uso medianamente exigente.

El sistema de frenos ABS funciona también a la perfección. Son precisos, dosificables y difíciles de fatigar, pues el sistema ESP procura que eso no suceda. También se secan sólos con lluvia, preparan la máxima fuerza al soltar violentamente el acelerador, aplican la presión adecuada en cada rueda incluso en curva… Las ayudas se agradecen por que no aguan las sensaciones y no dejan de lado en ningún momento la seguridad. Pueden desactivarse por completo, pero no lo recomiendo. Mejor como está.

Dejando a un lado la conducción deportiva, el 535d es un prodigio de silencio y comodidad, que hacen los viajes muy agradables. El cambio automático procura siempre la máxima eficiencia sin aspectos negativos, y cuando se le pide que lo dé todo, lo hace, así que el motor está muy bien aprovechado. Existen ayudas suplementarias como la dirección activa, estabilizadoras activas, suspensión más dura… que permiten adaptar al 535d desde el estilo más burgués hasta el más descocado.

El nivel de precisión que se alcanza en la conducción de BMW es muy alto y difícil de superar. Otros sistemas maximizan la seguridad, como el regulador de velocidad (que frena si es necesario), el control de distancia de seguridad de crucero por radar, sistema Nightvision, luces adaptativas… Todo va en función del presupuesto, el nivel de sofisticación que puede alcanzar el BMW Serie 5 es muy muy elevado y de los mejores del mercado.

Ahora bien, ¿merece la pena pagar la diferencia de precio con el 530i, de similar potencia? Si el volumen de kilómetros no es muy elevado, no, al menos con el criterio económico. Sí que sale mucho más interesante que el 540i (306 CV, 10,5 l/100 Km) y el 550i (367 CV, 10,9 l/100 Km), los datos son de versiones manuales. Se amortiza en el acto, ya que el diesel es más barato por miles de euros de diferencia.

Es más, sin tener lugares por los que circular legalmente a más de 120 Km/h, 525d y 530d se perfilan como mucho más razonables, aunque les siga sobrando potencia (200 CV en adelante).

Habrá más en la tercera parte…

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