En uno de los comentarios del post del Simca Fulgur Concept nos hablaban del Dymaxion Car, un prototipo de 1933 de como sería, según su visionario creador Buckminster Fuller, el vehículo de transporte comunitario del futuro. Un ingenio capaz de transportar hasta 11 personas, un record para la época.
Lo tenía todo para convertirse en un éxito. Su forma con la silueta de una gota de agua (silueta que hoy en día aún se utiliza en coches como el Toyota Prius, por ejemplo) tenía como único fin conseguir uno de los máximos anhelos de su creador, conseguir el coche más eficiente de la Historia. Y no, no era antepasado de Javier Costas, malpensados.
Llegó a construir hasta tres unidades del Dymaxion Car en la década de los ’30, sobre la base de un Ford Tudor de 1932 y usando el vetusto motor V8 de la época. Iba montado detrás y movía las ruedas delanteras. La trasera, porque sólo tenía una, era la encargada de controlar la dirección del vehículo, lo que le dotaba de una maniobrabilidad excelente para la época pero a costa de una estabilidad pésima.
Si pensamos con la cabeza, un coche a más de 150 km/h con tres ruedas y una altura descompensada era pasto del vuelco. Pese a los intentos de Bucky Fuller de conseguir realizar su sueño, su coche no era manejable a altas velocidades. La rueda trasera era demasiado débil para aguantar esas velocidades y vibraciones y terminaba por descompensar todo el coche.
De hecho, dos de las tres unidades que lograron construirse del Dymaxion Car se estrellaron, alguna incluso con fatales consecuencias. La última de ellas, tras utilizarse para promocionar a los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, se abandonó a su suerte para pudrirse en algún cementerio de coches de Kansas.
Pero gracias a que hay coleccionistas con ganas de rescatar viejas glorias del mundo del automóvil, una cuarta unidad se ha reconstruido desde cero siguiendo los planos de R. Buckminster Fuller y se puede admirar estos días en Madrid, hasta el 30 de octubre, en la exposición Bucky Fuller & Spaceship Earth dedicada a su creador, situada en el centro de exposiciones de la editorial Ivory Press.
El arquitecto Norman Foster junto a los restauradores Crosthwaite & Gardiner han creado desde cero un nuevo Dymaxion Car, el #4 como un sincero homenaje a R. Buckminster Fuller, quien trabajó en varios proyectos entre los años ’70 y ’80 con Norman Foster, a quien le unía una gran amistad.
Si tenéis una tarde libre y no sabéis en que gastar vuestro tiempo, una visita a la exposición seguró que se convertirá en una tarde apasionante. No todos los días se pueden ver, a dos palmos de tu cara, una obra de ingeniería de este calibre fechada en los años ’30. Antes del 30 de octubre tengo que ir un par de veces a Madrid, así que trataré de no perdermelo, por la cuenta que me trae.
Vía | The New York Times
En Motorpasión | Simca Fulgur Concept, imaginando cómo serían los coches en el año 2000