Por lo que más quieras, abre los ojos

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11 comentarios

Por si no te habías dado cuenta, aquí en España estamos ya en verano, una época en la que aumenta la siniestralidad vial de forma aberrante. Las causas tienen que ver con el despiporre que supone la llegada de la época de vacaciones por excelencia, pero también con otros factores, y el cansancio, la fatiga y el sueño son algunos de ellos.

Espero que nuestra conversación de hoy te resulte especialmente amena. Sueles decirme que estos articulillos de fauna en ruta lo son, y yo que te lo agradezco, pero en este caso de verdad que quiero que te entretengas y no te duermas con mis disertaciones. Porque de eso va la cosa: de dormirse en el peor de los sitios posibles. Vale, un monitor de ordenador o un smartphone o una lavadora o dondequiera que me leas no es comparable con un coche, pero creo que ya ves por dónde voy.

Hoy toca hablar de fatiga, cansancio y sueño, y pronto verás que lo de hoy no es porque sí, sino que está justificado. Justificado en los miles de personas que cada año tienen un susto – o algo más – por este factor de riesgo que sólo conoce una medida preventiva: descansar.

Dormir es una actividad que no depende de mi voluntad. Entro en fase de sueño de forma involuntaria, y esto ocurre cuando mi organismo lo necesita o cuando se producen determinadas circunstancias que propician la aparición del sueño, me ponga como me ponga. Y si me pongo al volante, pues la cosa puede acabar francamente mal.

Sueño y conducción

La fatiga y el cansancio son la antesala del sueño

¿Qué quiere decir que mi organismo necesita entrar en fase de sueño? Sencillo: el sueño es un mecanismo de reparación del organismo. Cuando el cuerpo está cansado, me avisa con síntomas, y si yo paso de esos síntomas, mi cuerpo se duerme igualmente. Por eso cuando hablamos de sueño al volante… es que ya vamos tarde. Al menor indicio de cansancio, toca ponerse las pilas.

Y ponerse las pilas no quiere decir otra cosa que descansar. Ya, ya sé que cuando eras un chavalín te contaron lo de los 200 kilómetros o las dos horas de conducción, y que la pausa debía ser por lo menos de media hora; nada de salir del coche, darle una vuelta a su perímetro y volver a conducir. Todo eso lo sabes. Entonces, ¿por qué el sueño sigue figurando en las tablas de la siniestralidad vial?

Yo te lo diré: porque no hago ni caso a los síntomas que a modo de aviso me envía el cerebro.

Siento molestias musculares, me tengo que revolver en el asiento porque no encuentro la postura, bostezo con media cabeza abierta, como si fuera Epi (de Epi y Blas), noto dolor de cabeza, hormigueos de todo tipo, me encuentro de pronto dando golpecitos con las manos en el volante… y sin embargo me resisto a dejar la conducción aunque el coche se me vaya un poco porque, total, ya casi estoy llegando. Ah, y si me llevan la contraria o escucho un ruido repentino, me cabreo porque estoy irritable.

¿Qué son todo eso, sino síntomas de cansancio?

El sueño como mecanismo de reparación del organismo

Y aunque yo no le preste atención a mi cerebro, este lo tiene clarísimo. Su misión en la vida es proteger a mi organismo, así que si no hago caso, antes o después desconectará. Buenas noches y felices sueños, igual que pasa cuando estoy hundido en el sofá de casa y de repente Daenerys Targaryen se ha transformado en Carmen Machi, que me vende no sé qué yogur para cagar mejor. Joder, qué susto. Quizá hayan sido sólo unos segundos, pero en el coche esos microsueños pueden ser letales.

“Es que yo me tomo un café y me despejo un poco”, me autoengaño, y no diré que no me lo parezca, pero yo sólo pienso una cosa. Si mi cerebro me está avisando, mediante síntomas, de que tiene las neuronas cansadas y yo las estimulo para que trabajen durante otro rato, ¿no las estaré cansando más?

Ya no digamos si tomo alcohol, drogas o según qué fármacos, o si he introducido en mi vida un cambio en la pauta del sueño, o si no he comido, o si he comido en exceso, o si no he bebido suficiente agua, o si voy con el habitáculo derretido de calor, o si me pesa la monotonía de la conducción, o si me ha dado por hacer un viaje largo; yo, que lo más largo que hago día a día son 58 minutos de casa al trabajo y del trabajo a casa y ya me parece mucho. Factores de riesgo.

Sueño al volante

Y contra estos factores de riesgo, la mejor conducta posible se llama anticipación. Precisamente porque en el momento menos pensado se nos puede aparecer Carmen Machi con el yogur en la mano. Los hay que incluso sufren enfermedades crónicas que les hacen estar sopa al volante, y lo peor de todo es que no lo saben.

Claro, la narcolepsia impide que uno pueda sacarse el permiso de conducir, pero otras enfermedades son más silenciosas. Hablemos por ejemplo del SAHS, el síndrome de apnea e hipoapnea del sueño. En Circula Seguro tienes toda una explicación sobre el SAHS y sobre la esperanza para los conductores con SAHS. Lo cierto es que aún a día de hoy más o menos un 4 % de la población lo sufre, y hay por ahí miles de casos sin diagnosticar… y por tanto sin tratar de forma adecuada.

¿Cuántos de esos siniestros viales de difícil resolución en los que nadie se explica que el conductor se despistara no tendrán detrás una enfermedad del sueño? De momento, por lo que pueda ser, esta es mi humilde recomendación: descansar, estar atento a la aparición de la fatiga y el cansancio, antes que a la aparición del sueño; y si sospecho de la calidad de mi sueño, una visita al médico no estará de más.

Mientras tanto, evitaré las horas más conflictivas para la conducción, como son la franja de las 3 a las 5 de la madrugada y la hora de la siesta, que es cuando mi organismo, tan sabio como la Naturaleza, me pide a gritos un merecido descanso. Y si no le hago caso… vendrá Carmen Machi con el yogur.

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Comentarios cerrados
    • interesante

      Carmen Machi con los yogures. xD

    • interesante

      Son muy frecuentes los accidentes por culpa de "Morfeo". En lo poco que vamos de verano yo ya he visto dos en un tramo de autovía cercano a mi lugar de residencia.

      Si al cansancio y al sueño le unes la monotonía de una autovía con poco tráfico y menos curvas, la combinación es mortal. He visto muchos accidentes en ella, muchos más de los que la lógica le atribuiría en comparación con las carreteras comarcales alternativas a esta autovía.

      Para mí el sueño representa la principal amenaza a la hora de conducir. Lo tengo muy claro. No bebo al volante, no fumo, no suelo distraerme y no voy  rápido. Intento no cometer ninguna imprudencia. Pero el tema del sueño me supera. Sobre todo en autovías y autopistas cuya falta "aparente" de riesgos hace a los pocos  que tiene especialmente peligrosos.

      En mi caso la monotonía al conducir por estas vías muchas veces me supera y enseguida empiezo a bostezar. Si el trayecto es muy largo me cuesta mucho mantenerme sereno.

      Tuve que dejar un trabajo en el que llevaba una semana, porque éste incluia levantarse a las 5,45 de la mañana y llegar a casa a las 11:30 de la noche. Y en medio de la "jornada" tenía que realizar un trayecto de 180 km por autovía a las 5 de la tarde.

      En este trayecto, y en la semana que comento, por dos veces me despertaron las bandas sonoras del extremo de la calzada y otra multitud de ellas me despertaba en otro carril. Tenía muy claro que si seguía así, a la semana siguiente tendría un accidente. El lunes siguiente llamé y le dije al jefe que dejaba el trabajo. No tuve otra alternativa. Dormir 5 horas y media al día es insuficiente para mi organismo y se convierte en un riesgo inaceptable en carretera, donde un sólo despiste lo puedes pagar con la vida.

      Un saludo.

    • Hay otro factor que produce gran siniestralidad durante el periodo estival y es que solemos creer que cuando estamos de vacaciones las normas de trafico no van con nosotros, durante verano se pueden ver las mayores pifias al volante y como peatones y a todos los niveles, desde andar tranquilamente por el medio de la calle como si no hubiesen aceras, hasta autenticas barbaridades en carreteras atestadas de coches.

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    • Avatar de psi3co Respondiendo a psI3co

      Vale, pero no me pises el tema de la semana que viene si no te importa. :-)

    • Hay gente que no baja el ritmo y, entre otras cosas, con la edad uno va siendo más vulnerable a este fenómeno. Con 20 años duermes poco y puedes estar fresco (aunque no de forma continuada). Pero luego a medida que aumenta la carga laboral, los problemas del día a día... Nuestro sueño es peor y no se descansa igual. Y eso al volante no perdona. Una vez puedes tener suerte. Tenerla dos veces es difícil. Solución: La que tú propones, descansar bien antes de conducir. Ni más ni menos. Bye!

    • El sueño de la madrugada siempre me dió menos miedo, al menos antes donde el cambio continuo de luces te alertaba fácilmente si tardabas en hacer alguno, ya sabías que algo te estaba pasando. Al que le tengo miedo de verdad y ya me ha dado algún sustillo, porque es tremendamente más demoledor que los demás, irresistible y repentino, es el sueño de antes de comer, la famosa siesta del carnero. El hambre y la monotonía son un cóctel demoledor incluso fuera de autovía. Tened cuidado con él si no os ha sorprendido nunca. Yo cuando voy de viaje suelo parar a comer pronto por ese motivo, llevo mejor conducir durante la presunta siesta que durante esa hora del aperitivo.

    • Importante nota al respecto, si vais conduciendo y sentís sueño, NUNCA paréis a cambiar de conductor, como le paso a mi madre, os podría parar la nacional, echaros un buen chorreo por parar, y multaza al canto; debe ser que prefieren recogerte con cucharilla del arcén y enterrar a los que te lleves puestos si te duermes, aunque a mi juicio no sea la mejor forma de proteger al ciudadano.

    • Claro que sí Josep, la lectura de tus artículos me parece las más amena de todas.

      En mi caso he llegado a recorrer 8.000km en un mes a parte de trabajar, lo que me ha llevado en ocasiones a realizar algunas conductas nada seguras. Nunca he ido más deprisa por falta de sueño, pero como anécdota, un día empecé a darme golpes en las piernas para no dormirme... Una vez eso no era suficiente mis manos se convirtieron en alicates para la zona testicular. Debo añadir que no me quedaron secuelas, pero en aquella ocasión no quedaba más remedio.

      Lo importante es saber valorar la situación para evitar llegar a extremos.

      Saludos.

    • Yo opino que la mayoria de causas de accidentes por quedarse dormido es la responsabilidad.

      Tengo amigos, que trabajan montando y desmontando equipos de sonido e iluminacion. Empiezan un viernes, cargan la furgoneta, dan dos o tres viajes, montan el viernes, y recogen un domingo de mañana.

      Eso es con suerte. Porque si resulta que tienes que tener el equipo desmontado y montado en otro lugar para el domingo, entonces te toca recoger el sabado por la madrugada, cuando acaba la fiesta, y llevarlo a otra parte, montar, y volver.

      Como digo, el que no tiene responsabilidades en ese momento, como yo, muchas veces, cuando me entra el sueño pillo, me busco un lugar seguro y alejado de luces que me molesten, y a dormir.

      Una vez tarde casi 3 horas en hacer un recorrido de 45 minutos. Pare 3 veces a dormir porque no podia seguir. Pero el que tiene que tener el pescado en la tienda, o el electricista que las esta pasando canutas con la mujer o la hipoteca, y tiene que trabajar, ese no se puede permitir el lujo de dormir.

      Quizas somos los demas, no el propio conductor, los que motivamos este tipo de actuaciones. Gente con problemas de insomnio, stress, o que no han dormido bien (no hablo de pegarse la noche de juerga) y que, como todos sabemos que eso de no ir trabajar esta muy feo, y mas con la que esta cayendo, pues se ponen al volante.

      Estos amigos ya han rozado una vez la furgoneta, y varios sustos se han llevado, en plan de el copiloto despertar al conductor, o medio tomar la curva...

    • Enhorabuena por este artículo, siempre viene bien que te recuerden cómo de peligroso es ponerse al volante bajo estos factores, y más en un página donde pueda llegar a muchas personas que si no hubieran leído este artículo podrían seguir olvidando lo importante que es el descanso y se estuvieran exponiendo a diferentes accidentes.

    • En mi caso, soy trabajador nocturno. Y lo más peligroso es el continuo cambio de horarios, porque se suma que, al trabajar en un hotel, no libro siempre los mismos días. Y ya he tenido algún susto. Ahora intento descansar mejor y tener más cuidado. Además, como precaución suelo tomar bebidas con cafeína antes de volver del trabajo e ir mascando chicle, que ayuda mucho a que no llegue el sueño, siempre que conserve el sabor. Sé que a veces arriesgo más de la cuenta, pero es muy difícil compaginar un horario distinto al resto.

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