Mister Walker y Mister Wheeler, 62 años después

Mister Walker y Mister Wheeler, 62 años después
15 comentarios

En esta edición de la fauna en ruta nuestra de cada lunes, hoy con un cierto retraso sobre su franja mañanera habitual, vamos a hablar de un perro enorme de raza imprecisa que el día 30 de junio de 1950 mostró a nuestros mayores un fenómeno que perduraría (y perdurará) durante décadas, si no para siempre: el road rage, que le llaman en inglés, y que traducido sería “ira al volante”.

El road rage es un comportamiento agresivo o furioso que se aprecia en algunos conductores. Se puede manifestar a través de gestos, insultos, amenazas y, en definitiva, conducción deliberadamente arriesgada o amenazadora para los demás. Puede derivar en peleas e incluso colisiones, ya sean estas completamente intencionales o fruto de una cierta enajenación.

¿Que por qué hablamos hoy del road rage? Pues… porque sí, porque tenía guardada una de esas espléndidas preguntas que suele formular Delco y creo que hoy puede ser un gran día (duro con él) para hablar del tema. Y lo primero de todo es recordar cómo era lo de aquel Mister Walker / Mister Wheeler que sorprendió hace ya 62 años y que hoy sigue siendo tan actual como el primer día.

Sentémonos un momento (nada, son menos de siete minutos que se pasan volando) y dispongámonos con ojos de niño a ver lo que nos cuentan, dejándonos llevar por aquel guiño implícito que nos dice que esto no va por los más menudos de la casa, precisamente.

El conductor iracundo, ¿nace o se hace?

¿Ha cambiado algo entre 1950 y 2012? Bueno, sí. Los coches ya no tienen las formas de los clásicos, ¿verdad? Por lo demás, seguimos asistiendo diariamente a no pocos procesos de conversión entre el Doctor Jekyll y Mister Hyde, la célebre alegoría de Robert Louis Stevenson sobre la ética del ser humano cuya poción mágica ahora se ha transformado en una llave de contacto.

Las consecuencias de esta transformación psicológica están más que claras. Pero, ¿y las razones que nos llevan hasta el road rage? ¿Estamos de verdad ante un fenómeno que habla de un ciudadano amable y positivo como peatón que cuando se pone a los mandos se transforma o bien hablamos de alguien que fuera del coche ya presenta ciertos indicios de lo que será su ira al volante?

Seguramente un especialista en la materia nos abroncaría por querer reducir todo el fenómeno a una pregunta como esta, pero no es este el lugar en el que publicar una tesis doctoral sobre el asunto (y menos, sin tener los conocimientos). Sin embargo, podemos establecer un punto de partida: hay de todo, como en botica. Y a partir de ahí, podemos hablar de diferentes caracteres.

Está ciertamente el conductor que fuera del coche es un pedazo de pan y dentro del coche se transforma en un sádico. ¿Hablamos de un lunático? No, seguramente estamos ante una persona que no sabe gestionar el estrés de la conducción y que ante una situación que lo ponga al límite, revienta. Y si eso ocurre en más de una ocasión, quizá hasta aprende a reventar de forma condicionada.

Yin y yang de la conducción

Luego tendremos al conductor que es impulsivo por naturaleza y que transmite su forma de ser a su conducción. ¿Conducimos como somos? Esa es la tesis que siempre ha defendido el catedrático de Seguridad Vial Luis Montoro, mientras que su homólogo Josep Montané deja la puerta abierta al cambio de actitudes. ¿Una persona impulsiva va a derivar siempre en un conductor impulsivo? Si ni siquiera se lo plantea como problema, desde luego que sí.

En un grado siguiente tendríamos al conductor hostil, ese que ya fuera del coche se va dando de leches contra todo lo que le rodea. Este tipo de conductor suele sufrir un número mayor de siniestros viales y, por pura idiosincrasia, lo tiene un poco más complicado que el impulsivo para convencerse de que lo suyo hay que hacérselo mirar.

Bueno, y si entrásemos en trastornos mentales como las psicopatías, sociopatías y demás, entonces ya sí que tendríamos para un libro, pero no es cuestión de abusar ni de tu buena fe como lector ni de mis posibilidades como… lo que sea que soy yo.

Hay conductas de riesgo vinculadas a la conducción agresiva que tienen su origen en la llamada búsqueda de sensaciones, que incluye el gusto por la excitación al comprobar que las normas están para saltárselas y que no pasa nada si vamos un poco más allá. Es en este punto en el que se mueve la mayor parte de los conductores que, siendo Mister Walker, acaban transformándose en Mister Wheeler. Sinceramente, creo que a todos nos puede pasar, aunque sea sólo una vez: un día de furia.

fauna en ruta: road rage

No me molestes, no me hagas el cabra, no me pites

Ya hace como 18 años que los psicólogos cuentan con un test que sirve para determinar el grado de road rage de un conductor. Se trata de la Driving anger scale (“escala de enfado en la conducción”), presentada por Deffenbacher, Oetting y Lynch en 1994. En su adaptación a nuestro entorno, publicada en 2011, David Herrero-Fernández, de la Universidad de Deusto, comprobó con un estudio que tres factores observados por los autores originales son igualmente válidos en España.

El avance impedido por otros es el primero de ellos, y se refiere a situaciones en las que “el tránsito del vehículo se ve obstruido con respecto a su avance natural, siendo ralentizada su marcha”. Aquí podríamos ver desde los conductores que protestan por el uso indebido del carril izquierdo hasta aquellos que se desesperan por un semáforo en rojo, como le sucedía a Goofy en el vídeo. La lista de ítems formulados por los psicólogos y que quedan asociados a este factor es esta que sigue:

  • Un vehículo lento que circula sobre una carretera de montaña no se echa a un lado, de forma que no deja pasar a los coches que van detrás.
  • Yendo a más velocidad de la permitida, te das cuenta de que había un radar de control de la velocidad.
  • Alguien está aparcando muy despacio, formando un atasco.
  • Te encuentras en medio de un gran atasco de circulación.
  • Un ciclista está rodando por mitad de la calzada, ralentizando el tráfico.
  • Un policía te ordena que te pares a un lado de la calzada.
  • Estás conduciendo detrás de un largo camión que no te deja ver alrededor de él.

La conducción temeraria “incluye situaciones que comportan un riesgo para el conductor, debido a comportamientos arriesgados o imprudentes de los conductores que le rodean”, como por ejemplo estas:

  • Alguien está conduciendo en zig-zag.
  • Alguien que está enfrente tuyo da marcha atrás sin mirar.
  • Alguien se salta un semáforo en rojo o una señal de STOP.
  • Alguien acelera justo cuando intentas adelantarle.
  • Un camión pesado proyecta gravilla de la calzada sobre tu coche.

Finalmente, la hostilidad directa “incluye situaciones en las que el conductor es diana de una conducta hostil explícita, si bien ésta no interfiere en modo alguno con el avance de su vehículo”, y se ejemplifica con este par de ítems:

  • Alguien te hace un gesto obsceno por tu forma de conducir.
  • Alguien te pita por tu forma de conducir.

Evidentemente, situaciones hay tantísimas como nos pueda deparar el tráfico, pero no se trata de enumerarlas todas sino de vernos a nosotros mismos como posibles conductores enfurecidos. Y una cosa: si después de leer todas y cada una de estas situaciones, y después de haberte imaginado en cada una de ellas, sigues tan pancho, quizá haya que darte la enhorabuena por ser totalmente ajeno al fenómeno de Mister Wheeler, ¿no crees?

En Motorpasión | ¿Por qué crees que a la gente le cambia el carácter cuando conduce?

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    • En bastantes ocasiones he reflexionado mucho sobre esto y por supuesto dejando de lado a salvajes, lunáticos y jetas de la ruta, ya que esos sencillamente no son conductores, son otro tipo de animales con una licencia para ejercer de tales. De aquí viene mi apostolado por crear una auténtica licencia de conductor completo, y el que no pueda obetenerla o mantenerla sencillamente no pueda sentarse al volante de ningún vehículo, pero eso es otra guerra.

      He conocido personas cercanas, mi padre mismo, ejemplos de urbanidad y educación que sin embargo su tolerancia al volante era mínima. Solamente que el perturbador tuviera aspecto de tonto o de incapaz al volante parecía librarle de su "justa ira". Yo aprendí a conducir así, pero con la experiencia y mi modo de ser he ido evolucionando hasta no considerar una ofensa personal cada avatar diario al volante. Indudablemente algunas maniobras que nos hacen son algo más que una ofensa, son un riesgo para nuestra integridad, pero incluso en esas prefiero otorgar el beneficio de la duda en lugar de optar por la tremenda.

      Sin embargo interpreto que personas que crecieron y vivieron unas normas de educación exigentes y de represión inmediata de ser infringidas, si pueden en momentos como los que expones interpretar de inmediato que una maniobra o acción pueda deberse a un desprecio para la presencia de los demás en la vía, y por tanto deba entenderse como una ofensa igual que si una persona, a pie se entiende, te niegue el saludo, se mueva sin respetar a los más débiles o avasalle por la calle, y pienso que eso debe influir para que ciertos conductores se transfiguren del modo exagerado, pero no irreal, que se ve en la conocida caricatura de Disney.

      Solamente poner énfasis en que esas actitudes al volante, aparte de la fatiga y peligro físico para nuestra salud que llevan asociadas, consiguen distraernos de lo más importante conduciendo, que es el 100% de atención puesta en la vía, los sentidos despiertos y a lo que deben estar y la mente funcionando a su máxima capacidad.

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    • Avatar de toni22m Respondiendo a toni22m

      Para mi hay tres factores que han contribuido a que no nos comportemos como nuestro padres/abuelos al volante: a) Educativo: hemos mejorado con la enseñanza (otra cosa es que la apliquemos). b) Red viaria: ha mejorado en cantidad y calidad. c) Los automóviles: el cambio cualitativo ha sido abismal. Y yo destacaría que la introducción de la dirección asistida y el aire acondicionado, han contribuido enormemente a relajar el estado de ánimo de los conductores al volante.

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    • Avatar de Respondiendo a

      Son los mismos que se creen mas evolucionados por ir saltándose los carriles de obligado girar o desviarse para volver a estar delante en el próximo semáforo. Los que creen que el CI se mide por las veces que sales por delante del resto de usuarios chillando rueda.

    • Me has hecho ponerme nostálgico, Josep. Vi ese vídeo cuando era pequeño y todavía no lo he olvidado. Yo sí me declaro como conductor colérico; pero es que también soy un peatón colérico. Aunque esto no hace que me salte las normas diestro y siniestro o que me invente mi propio código de circulación a conveniencia.

      Por último, dejo una frase que me dijo un hombre cuando me saqué el carné y que a día de hoy sigue dándome mucho que pensar: El buen conductor es aquel que no se nota que está en la carretera.

    • Pues que queréis que os diga, creo que hay muchos buenos conductores. Gente que respeta límites de velocidad y preferencias, intermitentes, cedas, conducen por la derecha... y se despistan. Es más NOS DESPISTAMOS, yo me incluyo como ejemplo de que por mucho que quieras, a veces coges el carril equivocado y rectificar implica al resto de usuarios de la vía.

      Si me he equivocado, y me pitan o me echan luces para evitar una colisión, LO AGRADEZCO, prefiero no hacer papeles y tener la culpa. Lo que hay que hacer es disculparse, puesto que no le hace a uno menos persona equivocarse, le hace mejor persona saber reconocerlo y mostrar nuestra empatía hacia al que acabamos de molestar o poner en peligro.

      Dicho lo anterior, cuando la gente va conduciendo como le sale de sus genitales (lo haga con mala intención o porque su falta de educación le lleva a ello gracias a la costumbre). Entonces el cabreo es mayor, puesto que es una falta de respeto directa y más aún si han puesto en peligro nuestra vida.

      Qué lleva a semejante cabreo, que la policía local, nacional o autonómica se pasen muchas de las señales y normas por el escroto para ir a tomar café o por norma y que además no se ejemplifique ni se llame la atención de mucha de esta gente que conduce tan mal.

      Perdon por el ladrillo. Un saludo a todos.

    • Lo que para mi es indudable es que el conducir es una actividad humana con unas conotaciones muy especiales que la hacen única, mucha gente se cabrea de manera violenta al volante o incluso yendo de pasajero en el coche, si presentan o no algunos signos de que esto pueda ser así no lo sé puesto es que esto es una cuestión para expertos, pero lo que está claro es que es al volante es cuando digamos salta el resorte o se produce el cambio en el comportamiento.

    • He leido esto y no he podido resistir el comentar lo que me pasó la semana que viene.

      Tengo un amigo que se ha comprado un coche pequeño y automático para ir a entrenar y a clases. Tiene el carnet unos seis meses.

      El caso es que el otro día fui a ver su coche y de paso me llevo a casa. En eso que una calle estaba cortada en el centro y mi amigo no sabía muy bien por donde ir. Así que le iba guiando. En eso que pasamos por el Starbucks de Arguelles, Madrid que para los que no lo sabeis es un cruce de calles y puedes seguir recto o girar a la izquierda o derecha quedando una pequeño islote en mitad que está siempre lleno de gente.

      Mi amigo dudaba de si, como yo lo dije, tenía que girar a la derecha. En eso que empiezo a decrile que si y claro, él con los nerviosos pues iba cauto (que no despacio, unos 30km/h).

      Pues ahí estaba el mayor CAPULLO con el que me he encontrado nunca. Llevabamos la ventana bajada, y en eso que yo le insistía en que debía girar a la derecha pero él preguntaba el típico, ¿seguro?. Pues al señor este no se le ocurrió otra cosa que chillarle a mi amigo de muy mala manera, CALLATE YA TU Y PASA DE UNA *** VEZ.

      No, no se trataba de ningun cani, niñato, gitano... sino de un hombre de unos 45 años, con camisa y pantalones.

      De nuevo, será capullo. Mi amigo le contestó y yo me arrepiento de no haberlo hecho pero es que todo pasó demasiado deprisa.

      Un saludo y suerte por ahí que hace mucha falta.

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    • Avatar de 23932 Respondiendo a 23932

      Evidentemente, queria decir semana pasada.

    • Me parece que no lo he entendido demasiado bien ...

      Según comentas un usuario aumenta su índice de cabreo cuando se encuentra a:

      1.- Un conductor que va permanentemente por la izquierda en autovía ¿pero no dice el reglamento que es un carril para adelantar? ¿No es una temeridad?.

      2.- Un ciclista va por el medio de la calzada ¿no debería ir por el arcén o como mínimo en el lado derecho de la calzada? ¿qué busca, que le atropellen?

      3.- Todos los casos de la conducción temeraria.

      Pues veo muy normal que me suban el índice de cabreo, porque sobretodo aumentan el riesgo en la circulación de los demás conductores y pueden provocar accidentes y lesiones en el resto de usuarios.

      Es como si me dices que te cabrea que alguien te golpee con el coche para sacarte de la carretera ...

      Un saludo

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    • Avatar de wassup Respondiendo a wassup

      Lo has entendido bien. Esas tres cosas te cabrean.

      Otro tema es si resulta o no "muy normal que me suban el índice de cabreo", como dices.

      Son dos asuntos distintos: una cosa es que haya escenarios que te cabreen, y otra que tu cabreo esté o no justificado. Los autores del test no entran a valorar si tú tienes razón al enfadarte. No va de eso la cosa, sino de establecer situaciones que nos cabrean.

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