Las tribulaciones de mi amigo Pablo

Las tribulaciones de mi amigo Pablo
9 comentarios

Verás, ahora ya no me sucede tanto porque he diversificado un poco mis áreas de acción, pero todavía ocurre que de vez en cuando alguien se pone en contacto conmigo y me expresa sus inquietudes por el perfil de quienes (se supone que) sirven a los ciudadanos en su papel de gestores de la seguridad vial. El otro día me pasó con Pablo, un profe de formación vial que conozco.

Y las tribulaciones de Pablo, y las de otros, de forma invariable se mueven alrededor de las competencias que tienen las personas para desempeñar sus funciones públicas. Ojo, que las dudas no suelen venir tanto por un hipotéticamente incierto nivel de formación que pudieran tener nuestros gestores, que como el valor se les supone, sino por sus actitudes cuando ejercen sus funciones.

Conocimientos, destrezas, actitudes
Y es curioso, porque se les puede aplicar el mismo taburete que he usado yo tantas veces para explicar esto de la conducción ágil y segura (segura y eficaz, si empleo los términos que me enseñaron a mí). Uno puede tener conocimientos teóricos sobre la materia, puede tener las destrezas para ponerlos en marcha, pero si no hay una actitud favorable... el taburete se va al suelo.

En definitiva, en esto de la gestión de la seguridad vial uno encuentra, como en tantas otras facetas de la vida, que sacan mejores notas aquellos que tocan la realidad de forma paralela a sus actividades que consisten en modificar esa realidad. Vamos, que para ser un buen gestor en una fábrica de tornillos hay que querer bajar a donde están las máquinas y aprender cómo se fabrica un tornillo.

Esta afirmación tan categórica es muy mía, por más que les duela a todos los expertos en gestión que no han pisado en su vida más que las aulas de las escuelas de expertos en gestión, y que se me echarán ahora al cuello. Ya. Pues eso: cuestión de actitud. Claro, si además luego ya topamos con un gestor que no sabe hacer la O con un canuto...

fauna en ruta: Reglamento General de la Circulación

Todo para el conductor pero sin el conductor

Cuando uno no conoce las consecuencias reales que tienen los actos que impulsa, por mucho informe que pida a sus asesores, siempre se va a quedar con una visión sesgada de la realidad. Y sí, claro, si baja a la arena y mira lo que hay, se llevará otra visión sesgada, la suya. Pero al menos tendrá elementos de primera mano para formarse un retrato un poco más completo.

¿Y esto por qué venía? Ah, sí, porque mi amigo Pablo está preocupado con los cambios normativos que se avecinan. Y digamos que sabe de lo que habla, porque tiene un buen conocimiento de la materia. De hecho, el que pueda tener yo, ya que al fin y al cabo ambos somos profes, y además él sigue en las trincheras, con lo cual sus conocimientos se mantienen frescos como los huevos del día.

Es también un tío muy válido para explicar su preocupación porque tiene las destrezas necesarias para poner en el mundo real™ lo que en negro sobre blanco aguanta tan bien. Y sí, tiene las actitudes necesarias como para entender que difícilmente puede legislar sobre Tráfico alguien que apenas pisa la calle, circula con vehículos, enseña a nuevos conductores las normativas existentes...

Verás, un artículo que se me quedará en el tintero, por abulia, es una crítica al vigente Reglamento General de la Circulación, el de 2003 con sus posteriores modificaciones. La idea era recoger las incoherencias y las imprecisiones que hacen del actual Reglamento un farragoso texto con más trampas que una peli de chinos, en vez de un manual de uso de las vías.

Se me quedará en el tintero porque llegará la primavera y con ella se supone que tendremos el nuevo texto legal. Y Pablo tiembla. Tiembla, porque teme que los cambios normativos se habrán realizado a espaldas de personas que entiendan verdaderamente del asunto, como mucho consultando los informes que les hayan ido pasando... si es que se los han leído y han decidido aplicar lo que en ellos se les cuenta. Que me dice otro amigo, ingeniero de caminos, que eso no se estila demasiado.

Reglamento General de la Circulación

¿Un reglamento no es un manual de uso?

Quiero pensar que Pablo no tiene motivos para estar preocupado. Pero no siempre uno tiene lo que quiere, claro. Desgraciadamente, los... teasers de la nueva reglamentación en materia de velocidades que se han ido... filtrando (convenientemente) no dejan demasiado espacio para la imaginación. Un ejemplo serían los nuevos límites de velocidad, pero no el único. Sin ir más lejos, ¿alguien sabe si se clarificará un aspecto tan espinoso como la circulación en rotondas, por ejemplo?

Ojo, no me sirve que el artículo tal diga que con carácter general la circulación de vehículos se realiza por la derecha y que, en ausencia de excepciones eso es lo que vale. Por culpa de imbecilidades imprecisiones como esa es por lo que el actual Reglamento no sirve a los conductores ni para hacer aviones de papel con las muchas hojas que ocupa una vez impreso y deforestado el Amazonas.

Un Reglamento es, por definición, una "colección ordenada de reglas o preceptos, que por la autoridad competente se da para la ejecución de una ley o para el régimen de una corporación, una dependencia o un servicio". ¿Qué orden y qué concierto tiene un texto en el que para saber cómo se circula por una rotonda hay que, como mínimo, consultar los artículos 29, 31, 32, 33 y 75?

Para muestra palpable de lo que puede ser el nuevo Reglamento General de la Circulación, tenemos el Reglamento General de Conductores de 2009. Quienes tuvimos que pelearnos con él cuando se publicó tenemos muy claro que ni con dinamita se habría conseguido un esparcimiento de metralla semejante a lo largo de sus 115 páginas. ¿Ocurrirá lo mismo en primavera, con el nuevo texto legal? Esperemos que Pablo esté muy equivocado en sus tribulaciones. Al fin y al cabo, él sólo es profesor de formación vial, así que en esto de meter la pata (sobre el doble mando) tiene experiencia.

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Comentarios cerrados
    • interesante

      Voy a desempolvar mi viejo ejemplo de la "fábrica de galletas" (que utilizo eventualmente para debatir sobre la democracia o las falacias de consenso).

      Resulta que, por una de esas vicisitudes de la vida, acabas heredando una inmensa fábrica de galletas. Tú, que eres alguien dispuesto a sacar el negocio adelante y sacar partido de la oportunidad, te haces una pregunta, ¿cómo puñetas puedo fabricar las mejores galletas al mejor precio?

      Por desgracia, en tu vida has hecho una galleta, es más, odias las galletas. Pero, en un mundo lleno de personas como es el nuestro, existen multitud de opciones a tener en cuenta; así que te pones manos a la obra e indagas sobre la mejor opción.

      Lo primero que piensas es: ¿y si hago una encuesta para que la gente me diga cómo cree que debo fabricarlas? sí, bueno, algún resultado sacarías, pero teniendo en cuenta que la mayoría de personas no tiene ni zorra (con perdón) de hacer galletas, y mucho menos a nivel industrial, los resultados serían poco fiables.

      Luego piensas, ¿y si busco a un grupo de empresarios? pues seguramente sabrán mucho sobre dinero, y empresas, pero poco tendrán que decir sobre cómo hacer galletas. Es una opción más eficaz, dado que aunque las galletas salgan malas, seguro que las venden de alguna manera.

      Pero todo esto no te convence, así que rumias sobre una tercera alternativa: buscar a una, o varias personas, que lleven toda la puñetera vida haciendo galletas.

      Con la tercera opción, das en la diana porque pides consejo y ofreces poder a aquellos que deben manejar los hilos en base a sus conocimientos y experiencia, de lo cual se deduce que fabricarán buenas galletas al mejor precio posible y tú serás feliz.

      ¿Qué significa todo esto? pues por un lado que la democracia no sirve de nada, cuando las personas que elijen a los políticos no tienen ni idea de política (falacia de consenso). Por otro lado, que aunque una persona tenga poder, no significa que tenga razón (falacia por la autoridad). Por último y más importante, que cuando hay que obtener información, es siempre preferible una fuente de experiencia y conocimiento, antes que cualquiera de las otras dos alternativas.

      Dicho esto, ¿si tuvieras que dirigir tu fabrica de galletas te fiarías de la opinión de la multitud, de los poderosos o de los expertos?

      o... ¿si tuvieras que dirigir un país, te fiarías de la opinión de la multitud, de los poderosos o de los expertos?

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    • Avatar de aylos Respondiendo a Aylos

      Falacias videojueguiles, falacias de consenso, falacia por autoridad... lo que aprendo contigo Aylos. Jaja.

      ¿Sabes cual es el problema? Lo que elocuentemente expones es un modelo de la realidad que concuerda con la logica humana contraponiendose a la realiad existente, la cual funciona mas en funcion de las decisiones del uno mismo que ostenta poder.

      Un saludo

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    • Avatar de hormigaz Respondiendo a hormigaz

      Vaya, si que llegó lejos el dichoso post xD...

      En fin, sería absurdamente impopular imponer un requisito cultural e intelectual a los votantes para ganarse el derecho a votar, pero sería la mejor si lo que queremos es eficacia.

      Como decía una amiga mía: "Así somos, así nos va..."

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    • Avatar de aylos Respondiendo a Aylos

      Es una pena que exijan licencias/permisos para todo lo que es importante en esta vida (y a veces para cosas absurdas) menos para tres cosas fundamentales:

      1.- ser padre
      2.- ser empresario
      3.- votar en las elecciones

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    • Lo de ser padre otro caso exactamente igual. Si ahora entrara en vigor una ley que obligara a hacer un estudio socioeconómico de cada pareja para determinar si pueden, o no, ser padres, basándose en su capacidad para mantener y educar al niño, y criarlo en un ambiente mínimamente correcto, la gente se lanzaría con las horcas a por el político de turno.

      Pero si tal cosa se hiciera... en fin, sólo decir que los primeros beneficiados serían los niños.

      Y los empresarios igual. Conozco gente que ni si quiera conoce el concepto "ahorrar" y ya se montan sus propios negocios. Luego, cuando quiebran y arrastran deudas de otras empresas además de las suyas, "es culpa de los otros".

      Sí, las leyes no son perfectas, y jaja, mucho menos los políticos o el sistema de justicia, pero oye, ¿acaso no somos responsables de nuestros actos?

      Tú sabías lo que firmabas, nadie te daba una garantía y elegiste correr un riesgo. La has cagado, y ahora te toca pagar. Es una putada, joder, lo sé, pero de nada o muy poco te servirá quejarte o buscar la respuesta en el fondo de una jarra si no admites tu parte de la culpa.

      La gente se pasa el día intentando tergiversar la realidad para que cuadre con sus expectativas, cuando sus expectativas son las que deberían encajar con la realidad.

    • Muchas veces cuando te encuentras de cara con ciertas leyes o normativas te preguntas si los responsables de las mismas viven en el mismo planeta que tu. Y es que si no tienes una idea clara de las necesidades REALES de las personas cualquier ordenanza o ley no cubrira para nada dichas necesidades.

    • La mayor desgracia es que en nuestra democracia esto no es un hecho aislado. Tenemos dirigentes que se enrocan en sus puestos y, como reyezuelos de segunda, toman decisiones arbitrarias que no satisfacen a nadie. Eso, cuando no se ponen de acuerdo con los intereses de alguien más para exprimir al ciudadano.

      Pero no vamos a tirar todas las pelotas sobre el tejado de los políticos. ¿Cuántas asociaciones del ramo consiguen llegar a los oídos de conductores y peatones? ¿Cuántos conductores están dispuestos a cambiar sus hábitos? Pongo un ejemplo: la normativa sobre el uso de intermitentes en rotondas. Hace años, si no estoy equivocado, la ley obligaba a indicar la permanencia (con intermitente izquierdo). Hoy en día, lo procedente es indicar la salida (con intermitente derecho). Pues en la carretera seguimos teniendo conductores que siguen indicando sólo la permanencia. ¿Son vagos, y no quieren ponerse al día? ¿Son un buen reflejo de la desidia y la contrariedad a cambiar de hábitos? Y si es así, ¿cómo vamos a pretender que exijan una normativa clara, cuando ellos mismos se resisten a actualizarse?

      Y ya para finalizar (y agradezco al que haya seguido leyendo este tocho), ¿por qué el responsable de este área del Ministerio de Interior (fijo que hay alguno) necesita tener asesores para esta labor? ¿Por qué no es directamente un experto? Que no lo tiene que ser en todos los aspectos, pero le será más fácil saber a quién tiene que recurrir para estar al día.

      A veces tengo la sensación de que las normativas se dejan confusas para tener resquicios legales, y para dar trabajo a abogados. ¿Estará relacionado con tener a múltiples dirigentes relacionados con dicho oficio?

      Un saludo

    • AMEN.

      Me voy a comprar un marco para imprimir esto y colgarlo de la pared del despacho.

      Twitteado, googleado y facebokeado.

      P.D. Un ruego, repítalo en Circula Seguro

    • Por desgracia, en esta república bananera (y muchas veces no llega ni a eso) esto que explicas Josep, y lo que teme tu amigo Pablo está a la orden del día. Y no sólo en normativa de Tráfico.
      Me gustará ver el guapo que irá a 30 en una ciudad. Supongo que ya deben estar a punto de caer una nueva remesa de radares para todos los municipios...

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