A mí con que me lleve y me traiga me da igual

A mí con que me lleve y me traiga me da igual
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HOY SE HABLA DE

He escuchado esa frase cientos de veces. Decenas, sin exagerar. En muchos aspectos de la vida lo considero una actitud positiva, pero con matices.

Siempre digo que el precio de un coche tiene de media unos 12.000 euros de utilidad y el resto de capricho. Esto no es bueno ni malo, ocurre igual con todos los bienes que tenemos o consumimos, y no considero que haya ningún pecado en ello.

Un MINI, por ejemplo, es un utilitario de 11.000 euros con 5.000 de capricho. Otros deciden gastar esos 5.000 capricheuros en ropa, viajes, restaurantes, no gastarlos o en muchos casos no disponen de ellos.

Entonces los defensores del “con que tenga cuatro ruedas y ande me sirve” se refieren entonces a que prefieren gastar esos 5.000 euros de diferencia en otras cosas, o que no disponen de ellos. Y cualquiera de los dos casos me parece perfectamente respetable.

Sí es cierto que hay algunos aspectos que deberían tener en cuenta antes de mostrarse tan seguros de su afirmación. Uno de ellos podría ser el valor económico real por la devaluación del coche que se compra, aunque esto no suele ocurrir con los coches: pagar más siempre es más caro, nos pongamos como nos pongamos (y las revisiones de marcas premium son más caras).

Otro podría ser la incoherencia de cuidar el aspecto personal pero no el coche. Personalmente no estoy de acuerdo con esto, pero cada uno tiene su criterio… y algunos lo incumplen.

Sin embargo todos estos aspectos son prácticamente irrelevantes comparados con uno que sí importa. Efectivamente, la seguridad.

coche chatarra

Seguridad, o por qué el coche puede ser tu salvador o tu tumba

Hace unos días vi pasar por la ventana un coche a una velocidad inadecuada para las circunstancias. Circunstancias que incluyen vía, clima, conductor y vehículo. Coincidía ser el mismo coche (igual modelo y color) que tenía una persona que hace tiempo me dijo esa frase de “a mí con que me lleve y me traiga me da igual”.

Al verlo pasar, me vino esa frase a la cabeza. Diez segundos después escuché un golpe: había chocado con otro coche y tumbado una farola. El argumento no es que un coche barato vaya a tener más accidentes (que también, pero eso es otra historia).

Mi pregunta es, ¿esa persona nunca ha pensado que podía tener un accidente? Pensaba en los sistemas de seguridad activa y pasiva de ese coche. Por suerte creo que a su conductor no le ocurrió nada, pero en muchos casos el coche puede determinar seguir viviendo o no. Cuando tu cuerpo viaja en una mole de metal a 50 km/h contra un objeto fijo, hay cosas que “no dan igual”.

Precio de un coche: utilidad + seguridad + capricho

No pretendo que todo el mundo tenga un coche caro (ojalá todos nos pudiésemos permitir coches buenos), pero al menos sí deberíamos reflexionar sobre lo que nos da igual y lo que no. Es posible que un coche que lleva años en el mercado tenga la misma “utilidad” que otro más caro.

Así que redefiniendo la fórmula, podemos considerar el precio de un coche como el precio de su utilidad más el extra que pagamos por su seguridad y por el capricho que nos queramos dar.

No tengo por qué aconsejar a nadie en qué gastar el dinero de sus caprichos, pero sí aconsejaría que no consideren la seguridad un capricho.

Y que cuando digan ese “a mí con que me lleve y me traiga me da igual”, que se planteen esta pregunta: renunciar a un diseño de coche premium posiblemente les dé igual, tener unos sistemas de seguridad pasiva que eviten que el volante golpee su cabeza, posiblemente no les dé igual. Y si ellos tienen la fórmula para no sufrir nunca un accidente, por favor que me avisen.

Fotos | Romary y amar la libertad

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