Aquel 1 de mayo de 1994 tenía 10 años, y estaba en Murcia viendo la carrera de Fórmula 1 con mi familia. Ayrton Senna era mi piloto favorito de la parrilla. Poco pude ver de la carrera, pues tenía que volver a Madrid, pero lo poco que vi me dejó impactado desde entonces. Vi el accidente de Senna en directo.
Por entonces era muy pequeño para entender todo lo que pasó, pero ahora ya lo entiendo. El 1 de mayo de 1994 fue un día completamente negro para la Fórmula 1, y por extensión, todo el Gran Premio de San Marino de 1994 fue un completo desastre. Leyendo la crónica completa, dan ganas de creer en los caprichos del destino.
El fin de semana empezó con una seria advertencia. Uno de los más jovencillos de la parrilla, Rubens Barrichello, dio un susto de muerte a todos los presentes cuando golpeó una barrera de la Variante Bassa cuando circulaba a 225 km/h. Salió volando, se estrelló, y cualquiera habría pensado que se había matado.
Empezamos mal
Solo se rompió la nariz y le enyesaron el brazo. Eso fue en los entrenamientos, pero la sesión de clasificación fue peor. Otro novato, Roland Ratzenberger, peleaba por sacar un buen tiempo. En determinado momento, dañó uno de sus alerones al pasar por encima de un bordillo.
Dicho alerón no fue reparado y continuó corriendo. En la vuelta siguiente el alerón falló, perdió el control del coche circulando a 306 km/h y se estrelló contra una barrera de hormigón. Aunque la célula de supervivencia del coche no se deformó, sufrió lesiones craneales que acabaron con su vida en el acto.
Eso produjo el final de la jornada. Desde 1982 no moría un piloto en un GP, Ricardo Paletti. Ayrton Senna tenía tiempo de pole y ya estaba rondándole la cabeza la idea de que podía pasarle algo. El médico, Sid Watkins, intentó convencer a Senna de que se retirase y que se fueran a pescar, pero Ayrton se negó. Correría.
El pobre Ratzenberger, con el tiempo que tenía, habría salido el último. Por detrás de Senna estaba el prometedor Michael Schumacher, Gedhard Berger y Damon Hill. Para la carrera, Senna contaba con una modificación que pidió a los mecánicos para acortar la caña de la dirección y así ir más cómodo.
Antes de la salida del domingo, el rostro de Senna mostraba una enorme preocupación, como si estuviese intuyendo algo horrible. No iba muy desencaminado. El día anterior lloró por Ratzenberger, y por poco, habría llorado por Barrichello. Pero Rubens tuvo mucha suerte, Roland no la tuvo.
La salida del GP de San Marino fue muy accidentada, porque el monoplaza Benneton de Lehto se quedó parado, y Lamy lo embistió por detrás al no poder reaccionar a tiempo. Trozos de monoplazas salieron volando y provocaron nueve heridos entre el público, aunque leves. El coche de seguridad salió a pista.
El relanzamiento de carrera más triste
Cuando se retiró el safety, no se retiró la salida, y se mantuvieron las posiciones. La carrera se relanza, y Ayrton Senna va en cabeza. Primera vuelta. Segunda vuelta. Senna se dirige hacia la curva de Tamburello, e inexplicablemente, se dirige en línea recta hacia una barrera de hormigón contra la que colisiona.
“¡Mirad, Ayrton ha tenido un accidente!” — algo así debí gritar. Por mi mente de crío no pude entender dos cosas, la primera que no girase, la segunda que no frenase. Lo primero que pensé es que le habían saboteado el coche, y con ese pensamiento me fui a casa. La bandera roja empezó a ondear y el coche médico fue a asistir a Senna.
El piloto estaba inconsciente, recuerdo a cámara lenta la escena del helicóptero enfocando a los médicos sacando a Senna del destrozado Williams, y los comentaristas estaban tan confundidos como todos los demás. Poco después tuve que irme, y al llegar a Madrid ya supe que Senna había muerto.
A Senna se lo llevaron en helicóptero al hospital de Bolonia, y allí le siguieron atendiendo. La carrera se reanudó cerca de las tres de la tarde, desde la parrilla de salida. Schumacher tomó el liderato poco después. Berger se retiró poco después por problemas en la dirección, no era plan tentar a la suerte.
El caprichoso destino quiso terminar de cebarse aquel día, y a poco tiempo del final, el Minardi de Alboreto perdió una rueda saliendo de boxes, mandando a cuatro mecánicos al hospital. Schumacher ganó la carrera, pero no hubo celebración con champán. El cruel destino cambió a un rey por otro, aunque el Kaiser nunca fue como o Rei, aunque tenga más palmarés.
Pasadas las seis y media, se anuncia la muerte de Senna, pero la hora de defunción quedó marcada a las 14:17, momento del choque. Oficialmente, Senna no se recuperó de los gravísimos daños craneoencefálicos que sufrió por el impacto de una pieza que perforó su casco. ¿Qué diablos pasó entonces?
No fue el golpe en sí, fue una pieza
Cuando Senna se acercaba a Tamburello, la columna de la dirección se partió. También se concluyó, posteriormente, que sus neumáticos estaban fríos por culpa del safety. Tuvo décimas de segundo para pensar que si el coche no podía girar, al menos tenía que intentar pararlo. El monoplaza deceleró de más de 300 km/h a poco más de 200 km/h, pero seguía siendo demasiada velocidad.
Al chocar contra la barrera de hormigón, una pieza salió volando y le dio en la cabeza. El casco no pudo protegerle. Es posible, aunque nunca lo sabremos, que sin esa pieza asesina, y equipado con un HANS, pudiese haber sobrevivido al impacto. Sin HANS, puede que compartiese el mismo destino que Ratzenberger.
Ayrton Senna tenía 34 años, llevaba 10 en el circo de la Fórmula 1, cuando empezó a correr con el Toleman-Hart. Ese coche será subastado dentro de dos semanas, fue su primer Fórmula 1. Hoy Ayrton tendría 52 años cumplidos. Fue una pérdida irreparable para el deporte, aunque su muerte salvó a otros pilotos.
“Si tengo un accidente, prefiero morir, soy una persona demasiado activa para pasar el resto de mi vida en una silla de ruedas” – Ayrton Senna
A consecuencia de tan fatídico GP, muchas cosas cambiaron en la Fórmula 1 para hacerla más segura. Por ejemplo, en 1996 aparece el HANS, que sujeta el cuello y el cráneo en una colisión. El mismo Fernando Alonso le debe la vida a ese dispositivo, antes de llegar a ser Campeón del Mundo.
Para Brasil, la pérdida de Senna fue una tragedia nacional y recibió un funeral de estado en el que medio millón de personas estuvieron en la calle mientras su ataúd desfilaba. Casi todos los miembros del circo fueron a su funeral. Al de Ratzenberger, dos días después, acudió Max Mosley, en vez de al de Senna.
Todo esto lo podremos resumir en que a Ayrton se le acabó la suerte, había desafiado a la naturaleza en muchas ocasiones, pero había salido airoso. Se ponía fin a una de las épocas más épicas de la Fórmula 1, pero Ayrton sigue vivo porque perdura en nuestro recuerdo. Un abrazo, dondequiera que estés ahora.
Fuente | Wikipedia