El Museo Henry Ford, Henry Ford Museum en inglés, simplemente The Henry Ford, o formalmente el Insituto Edison, es mucho más que un museo del automóvil. Y esa es la sorpresa que encierra este museo. Yo mismo tengo que reconocer que lo que me esperaba encontrar en él era coches, pero resulta que además de coches hay muchas más cosas.
El Henry Ford Museum es por derecho propio un museo de historia norteamericana y de la revolución industrial. Está situado a las afueras de Detroit, en la ciudad de Dearborn, en el estado de Míchigan. Es la misma ciudad donde Ford tiene su sede central, centros de investigación y desarrollo, pista de pruebas, centros de formación y fábrica (Ford River Rouge Complex).
Henry Ford empezó a coleccionar objetos en 1906
El nombre de Instituto Edison viene de 1929 cuando el presidente norteamericano Herbert Hoover se lo dedicó a Thomas Alva Edison, coincidiendo con el 50 aniversario de la primera lámpara incandescente. Edison y Henry Ford eran además viejos amigos, pues este había trabajado para la Detroit Edison Company como ingeniero.
Henry Ford, como sabéis el fundador de la compañía de automóviles Ford que conocemos hoy en día, nació en 1863 en una granja de un pueblo al oeste de Detroit, en territorio de lo que hoy es el moderno Dearborn. En 1896 construyó su primer prototipo de automóvil, un cuadriciclo a gasolina.
A Henry Ford le debemos el aplicar el concepto de producción en cadena a la fabricación de automóviles para así abaratar su coste. En 1903 fundó Ford Motor Company y en 1906 fue cuando empezó a coleccionar objetos de todo tipo: este es el germen del actual museo. El propio Henry Ford dijo de su museo lo siguiente:
Estoy recogiendo la historia de nuestro pueblo, como queda escrita en las cosas que ha fabricado con sus manos y usado. Cuando hayamos terminado habremos reproducido la vida americana tal y como se vivió, y eso, creo, es la mejor manera de preservar al menos una parte de nuestra historia y tradición.
La fachada del Museo es una réplica del Independece Hall de Filadelfia, estado de Pensilvania, un edifico de arquitectura de estilo georgiano construido entre 1732 y 1753. Este edificio vendría a ser un primer parlamento de los Estados Unidos, y en él se aprobó la declaración de independencia el 4 de julio de 1776 (de ahí su nombre).
Pasado este primer edificio de entrada, el grueso de la exposición del museo se desarrolla en naves paralelas de interesante arquitectura industrial de comienzos del siglo XX, con estructura porticada de grandes pilares y jácenas de hormigón armado y vigas amansardadas de acero roblonado. El interior es muy alto y espacioso.
Coches, trenes, aviones, máquinas...
En los más de 49.000 metros cuadrados del museo por supuesto que hay coches, muchos coches. Podemos ver auténticas joyas de la historia del automóvil, desde los primeros prototipos que el propio Henry Ford fue construyendo hasta llegar al mítico Ford Model T, otros Ford, y también muchos otros coches que forman parte de la historia de norteamérica representantes de cada década del siglo XX.
Pero además de un viaje cronológico también hay grupos temáticos, coches clásicos, coches deportivos, prototipos, rarezas, coches de competición, limusinas... Así podemos encontrarnos con modelos de Locomobile, Buggatti, LaSalle, De Soto, Hudson, Tucker, Mercury, Packard, Cadillac, Chevrolet, Chrysler, Jeep y muchos más.
Hay coches tan dispares como el Ford Mustang del 65, un Bugatti Royale Type 41, la limusina Lincoln Continental del presidente J.F. Kennedy (en la que fue disparado), un taxi Checker Marathon, yellowcab de los 80, el Cornell-Liberty Safety Car, que decía ser en el 57 el coche más seguro del mundo, el coche eléctrico GM Saturn EV1...
Pero también podemos ver el autobús de Rosa Parks, activista por los derechos civiles de los afroamericanos, locomotoras y vagones de tren (como la gran locomotora Allegheny), e incluso aviones (como el Douglas DC-3 o el Fokker trimotor que voló en el ártico).
Y aún hay más, pues podemos conocer muebles, y rarezas como la butaca del Teatro Ford donde el presidente Abraham Lincoln fue disparado, carteles y luminosos de los 50 y 60, como por ejemplo de McDonalds, instrumentos musicales, con varios violines y hasta un Stradivarius, una cafetería vagón como la Lamy's Diner de los 40, la casa Dymaxion de Buckminster Fuller y diferentes máquinas de vapor de la revolución industrial desde finales del XVIII y XIX.
Greenfield Village, más historia norteamericana
El museo se complementa además con la Greenfield Village, un pueblo creado también con fines expositivos en el que se pueden visitar edificios representativos de América desde el siglo XVII hasta hoy en día. Estos edificios fueron desmontados y trasladados desde su ubicación original hasta esta villa, dispuestos intencionadamente para crear el pueblo.
Podemos encontrar granjas coloniales, tiendas al estilo del oeste, la iglesia, el ayuntamiento, etc. Incluso se han trasladado las casas de personajes famosos de la historia de los Estados Unidos. Los edificios se amenizan con el trabajo de actores que muestran cómo vivían y trabajaban los norteamericanos desde la fundación del país y paseos en coche de caballos o en tren de vapor.
Muy curioso y pintoresco sin duda, tanto como para se considere un paisaje histórico nacional (NHL, National Historic Landmark), que viene a ser algo parecido a la catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC) aquí en España. Quien visite Míchigan tiene que visitar este museo sin duda.
Los gastos del viaje para visitar el complejo de Ford en Dearborn (EE.UU.) han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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