Agridulce, porque a poco que Fisichella y Raikkonen hubieran cumplido su trabajo, estaríamos hablando de cinco puntos más de ventaja sobre Schumacher, y no dos como sucedió al final. Yo ya no contaba con Fisichella, más que nada porque hubiera sido la primera vez en dos temporadas que hubiera cumplido su trabajo. Lo de Raikkonen tampoco fue especialmente raro: como él mismo dijo, le daba igual hacer segundo que tercero, así que su concentración tampoco debía ser muy brillante.
Lo más curioso fue la estrategia de Schumacher. Era claramente a la desesperada, jugando seguramente con posibles entradas del safety-car, pero no tan prematuras como la que se produjo ya en la primera vuelta. Muy mal lo debía ver el sábado para apostar por esa carga de gasolina. Y curiosamente, su ritmo de carrera tampoco fue tan malo. Parecía que podía haber estado en la lucha si su táctica hubiera sido más tradicional. Esas dudas se deben a la irregularidad de los Bridgestone.
La victoria de Alonso iba para palizón si no hubiera sido por la segunda entrada del safety-car. Ya van varias veces que oigo decir a De La Rosa y Lobato que los doblados deberían ser apartados de sus posiciones circunstanciales para que el orden fuera el real. No estoy de acuerdo. ¿Por qué darle ventaja a los ya beneficiados por la entrada del coche de seguridad? El líder ha tenido que adelantarlos en la pista, así que los que van detrás deben también pasarlos en condiciones de carrera.
En fin, una nueva victoria de Alonso, más récords a su alcance, las estadísticas reventando, e Indianápolis esperándole. ¿Ganará también allí? Sería casi la cuadratura del círculo.
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